Miguel de Unamuno en la prensa salmantina

Conferencia impartida por Jesús Málaga, con fotografías de Salamanca de Vicente Sierra Puparelli.

Jesús Málaga ha seguido la trayectoria de Unamuno en la prensa salmantina, sabiendo que el seguimiento que se le hizo fue total. Málaga se detuvo en algunos episodios que le tocó vivir a D. Miguel, haciendo una selección de los mismos, por considerar el conferenciante que fueron de los hechos más relevantes que le tocó vivir a Unamuno, como ciudadano implicado y comprometido no solo en la vida pública sino también en la universitaria, como concejal, rector, etc.

Os dejamos aquí unos pocos ejemplos de acontecimientos en los que se implicó D. Miguel, el caso de los tres niños del hospicio salmantino ahogados en la pesquera del río, cuando realizaban una excursión junto a otros ochenta niños más.

El caso Boada, en que Unamuno escuchó el  desgarrador grito de sus habitantes ante la indigencia en la que vivían. Intervino también en la crisis del textil bejarano, participando en mítines donde se ponía de manifiesto la carestía y desabastecimiento de productos de primera necesidad.

En otro orden de cosas, Jesús Málaga ahondó en la implicación de Unamuno en la realización en la ciudad del busto del catedrático de Derecho Penal, Dorado Montero que abogaba por el trato humano a los presos. Destacando que su funeral fue multitudinario y que unas quinientas personas fueron hasta el cementerio civil, donde fue enterrado el catedrático, hecho este que enfadó mucho a D. MIguel.

La soledad en Miguel de Unamuno

La conferencia impartida por Natalia Galbis, nos adentra en el tema de la soledad en Miguel de Unamuno, estudiada ésta desde la perspectiva de varias obras del escritor, como El sentimiento trágico de la vida, Vida de D. Quijote y Sancho, Diario íntimo, Niebla y S. Manuel Bueno Mártir.

Unamuno se acerca al sentimiento de soledad desde la vivencia, que es única e irrepetible para cada individuo, y la define como una especie de estado del ser.

Unamuno se plantea la pregunta ¿qué ha de ser de mi propia conciencia cuando muera?  estamos ante el gran tema de la finitud del ser humano, que le llevará a la angustia vital y le creará un sentimiento agónico. Unamuno concibe a Dios como un Dios vivo, un sujeto de carne y hueso que sufre, padece y se compadece de nosotros.

Dios es un producto social, que abarca desde un individuo hasta un pueblo entero, y lo llama conciencia. El individuo crea a Dios porque necesita pensar que hay algo más allá de la nada y Unamuno sentía terror a la nada.

Tenemos hambre de infinitud, de ser eternos, anhelamos a Dios porque anhelamos eternizar nuestra propia conciencia. El hombre aspira a ser Dios, siendo la angustia de la propia finitud la que nos lleva a creer en Él. En la dicotomía fe-razón, la fe está ligada al sentimiento, es en definitiva una fe creadora que nos da esperanza, en la que creer es querer creer.

Estar solo no es lo mismo que estar aislado, se puede estar solo incluso en una multitud. Solo en soledad uno es auténtico y sincero, solo en soledad puedes aceptar ese sentimiento trágico, ese no quiero morir que recorre toda la producción de Unamuno.

Nuestra conferenciante nos lleva a la obra Niebla, en que su protagonista, Augusto Pérez se recluye en sí mismo, en su casa, en su soledad, quedando patente la idea de que el ser humano no puede vivir aislado, sino que necesita del otro, ya que sin el otro se reduce a la nada.  Solo en la soledad tendremos un diálogo con el individuo todo, una conciencia colectiva llamada humanidad. Niebla es una metaficción, un juego metaliterario entre realidad y ficción en el que Unamuno de carne y hueso se mete en la obra, habla con el ente de ficción creado por él, Augusto Pérez, al que da vida y lleva a la muerte. El personaje se rebela contra el autor y le plantea la pregunta de que tal vez sea el propio autor el que no existe.

En el ensayo Vida de  d. Quijote y Sancho,  d. Quijote será un personaje central en la vida de Unamuno, en él verá al héroe trágico por excelencia y un ejemplo del alma inmortal del pueblo español. Un héroe de ficción que alcanza la inmortalidad por medio de la locura.   D. Quijote es un loco que no se rige por las normas sociales, es un incomprendido y un solitario. El d. Quijote de Unamuno basa su fe en inmortalizarse, en dejar un nombre por el ansia de no morir. La razón atenta contra este deseo.

Para Unamuno el quijotismo es una religión de la que se extrae una moral. El hombre no vive aislado sino en sociedad, donde los individuos tienen su propia conciencia frente a la masa, que crea parásitos sociales.

En el Diario íntimo, Unamuno le pide a Dios que le dé fe, en él subyace la idea que hemos comentado anteriormente, de que creer es querer creer. Existe un Dios que no nos permitirá morir del todo Manuel Bueno Mártir, una de sus últimas obras, es un testamento espiritual de Unamuno donde se puede ver muy bien la dicotomía fe-razón que tanto persiguió nuestro escritor.

Unamuno y Lázaro

Unamuno y Lázaro: Autor y editor. 1893-1914

 Lázaro Galdiano, 1862-1947. Editor, bibliófilo y gran coleccionista de arte. Es el editor de la Revista España Moderna, cuyo primer número sale en 1889. Las expectativas que tenía con la revista las muestra en las declaraciones en que dice que le gustaría que la revista fuera de carácter cosmopolita y universal, tenía unas doscientas páginas y era por suscripción popular, siendo los suscriptores mayoritariamente españoles, europeos y americanos.

Es de destacar la labor de Lázaro por la cultura. Entre 1912 y 1918 fue miembro del Patronato del Museo del Prado, en 1924 se hace socio del Ateneo de Madrid.

Veinte años de relación estrecha es la que mantuvieron Unamuno y Lázaro, también epistolar, aunque se desconoce el paradero de las cartas de Unamuno a Lázaro.

En 1893 Unamuno empieza a traducir para La España Moderna, encontrando en Lázaro afecto, consejo y amistad, a lo que Unamuno le correspondía con gratitud.

Lázaro le publicó a Unamuno en 1895 En torno al casticismo y en 1911 Del sentimiento trágico de la vida.

Emilia Pardo Bazán puso a Lázaro en contacto con los intelectuales de la época, muchos pertenecientes a la generación del 98, todos escribieron en España Moderna. A Unamuno lo fichará más adelante y llevará junto con Meléndez Pelayo la línea editorial de la revista.

Unamuno fue la gran apuesta de Lázaro, según él “es el más elocuente y el que está más agradecido de publicar en la España Moderna”. Manifestará Unamuno que la editorial le proporcionó más que trabajo, fe y ayuda espiritual, entusiasmo por la cultura. Lázaro le comunica a Unamuno que seguirá con la editorial, mientras las pérdidas no afecten a su patrimonio.

Unamuno tradujo entre otros a Spencer, traducción que satisfizo mucho al editor. En la primera carta fechada el 26 de noviembre de 1893, le dice que le remitirá doscientas pesetas por la traducción.

Lázaro recurrió a Unamuno para traducir y para escribir artículos, le muestra sus preferencias por la publicación de cuentos y obras costumbristas, más que de lingüística que según él, no tenía lectores, el editor  tenía mucha confianza en Unamuno y le ofrece un puesto en la editorial, le dice: Sabe cuánto empeño tengo en todo lo suyo, también le aconseja sobre su porvenir de si se iba a Argentina como era su deseo: no viviría tan bien como en España, la vida allí es difícil”.

Unamuno traducía del inglés y del alemán y estuvo siempre muy agradecido a su amigo por la confianza depositada en él. En los años 1897-98 disminuyen las colaboraciones de Unamuno por diversos problemas tanto de índole personal como profesional.

Según Unamuno, Lázaro es uno de los bienhechores de la intelectualidad española, este le pedirá ayuda para sus amigos: Candamo, Santa Cruz y Zulueta, escritores que cumplían con las expectativas del editor unos más que otros: “A su recomendado Zulueta lo he recibido como a todo el que llega de la mano de V. veremos como sale”.

En 1901 propone a Unamuno que se fuera a Madrid en cuanto pudiera.

Lázaro confía en la pluma de Unamuno para que escribiera una semblanza de su persona para ser publicada en Argentina, Unamuno escribió un artículo titulado “Forjador de cultura” título muy elocuente sobre lo que pensaba de este editor tan importante para d. Miguel y tan desconocido para el gran público.

 

 

Unamuno sentidor en París

JORNADAS UNAMUNIANAS SOBRE EL CENTENARIO DEL DESTIERRO. 

Os invitamos a ver la grabación de la conferencia: Unumuno sentidor en París, en la que se aborda la estancia parisina de D. Miguel, los lugares que frecuentaba, la importancia que tuvo para él la tertulia de la Rotonde, donde se reunía con intelectuales españoles como: Corpus Barga, Carlos Esplá, Blasco Ibáñez, Eduardo Ortega y Gasset, Joaquín de Luna, etc. los amigos con los que departía sobre anhelos y preocupaciones.

En el exilio de París sintió soledad, morriña y nostalgia. 

De París partirá hacia Hendaya, un lugar donde se sentirá mucho más cerca de su nativa tierra vasca y de España, también de sus familiares y amigos.

Hendaya, tierra fronteriza

JORNADAS UNAMUNIANAS SOBRE EL CENTENARIO DEL DESTIERRO. 

Bajo el título de “Hendaya, tierra fronteriza” se desarrolló una mesa redonda en la que se abordaron los siguientes temas:

El epistolario familiar, El epistolario político y El regreso a Salamanca.

Os invitamos a ver la grabación de la mesa redonda, en la que intervinieron: Daniel Álvarez, Paz Lleras y Luis Gutiérrez Barrio respectivamente. Presentó: Román Álvarez.

Autoexilio. De Fuerteventura a París

JORNADAS UNAMUNIANAS SOBRE EL CENTENARIO DEL DESTIERRO. 

Juana Sánchez Gey, nos habló de lo que supuso para Unamuno Fuerteventura. Basándose en las opiniones de estudiosos de la obra de D. Miguel como Dámaso Alonso, Antonio Tovar, Cirilo Flores o Sebastián de la Nuez y en el libro De Fuerteventura a París, escrito en sonetos que arrojan luz al sentir y al pensar de Unamuno durante los cuatro meses que estuvo en Fuerteventura, destierro insular, que le supondrá consuelo interior, tesoro de salud y nobleza. Es unánime la idea de que en la isla se encuentra consigo mismo. En la nada se le abrió el horizonte de la eternidad.