Unamuno en Hendaya. Vida cotidiana en la frontera

Unamuno, en su estancia en el destierro, no tuvo una vida nada parecida a la que llevaba en Salamanca. En Hendaya recibe visitas pero no tiene familia a la que atender. En Salamanca desarrollaba distintas actividades y «cargos» que le ocupaban mucho tiempo. Dispone de mucho tiempo, lo aprovecha para cerrar varios de sus libros y comienza su gran obra poética, en extensión y compromiso, «El cancionero». En cuanto a su actividad como publicista en prensa se propone «no escribir nada en España» mientras dure la dictadura; no lo cumplirá del todo y, así, en «La Voz de Guipúzcoa» aparecerán varios escritos suyos, unos bajo pseudónimo y otros sin firma, (Hasta que Martínez Anido interviene o obliga al periódico a dejar de publicarlo). Lo compensaría ampliamente con innumerables artículos en prensa extranjera, sobre todo en la americana.

Eso sí, a través de «Hojas libres» y «Caras y Caretas», no cesará en su empeño de criticar duramente a la dictadura.

Conocida es su «epistolomanía» que allí practicó sin reservas. Escribe 311 cartas, de las cuales 121 son a la familia y el resto a otros amigos y colaboradores.

También fue muy aficionado como él mismo declaró a llevar diarios y como tal se pueden presentar varias de sus obras.