Ruta de Unamuno en Portugal.

Ruta de Unamuno en Portugal.

Unamuno visitó Portugal en repetidas ocasiones. El hecho de haber sido nombrado miembro del Consejo de Administración de la empresa del Ferrocarril Salamanca – Oporto le proporcionó la ocasión de viajar gratis, a él y a su familia, y lo aprovechó viajando a veces sólo y otras acompañado a diversas localidades. Eso, además de los viajes obligados a Oporto debido a sus obligaciones como consejero de la empresa de los ferrocarriles.

Cultivó la amistad de los más importantes literatos portugueses de la época: Eugenio de Castro, Guerra Junqueiro, Teixeira de Pascoaes, Antero de Quental, Manuel Laranjeira, Fernando Pessoa…

Nos recuerda Agustín Remesal, como en su libro: “Por tierras de Portugal. Un viaje con Unamuno”, el conocimiento de Unamuno tenía de Portugal y de sus escritores y lo mucho que disfrutaba don Miguel de los paisajes, la arquitectura y la historia común de Portugal y España.

Unamuno admiraba a todos sus amigos portugueses y fomentó un nexo de unión entre la literatura española y la portuguesa (Iberísmo), sobre todo con la publicación, en 1911, de su obra “Por tierras de España y Portugal”.

En su “mapa” de visitas quedarían señalas las localidades de: Barca d’Alva, Amarante, Braga, Oporto, Espinho, Aveiro, Viseu, Guarda, Busaco, Coimbra, Figueira de Foz, Alcabaça y Lisboa.

Unamuno en Hendaya. La familia en Hendaya

Unamuno en Hendaya. La familia en Hendaya.

Luis Miguel Santos Unamuno, bisnieto de Unamuno, nos hace un descripción cercana e intimista de las vicisitudes de una familia separada por la circunstancia del destierro, primero obligado y posteriormente voluntario, de don Miguel de Unamuno.

Aunque la familia pasa algún tiempo con él más allá de la frontera, lo cierto es que este período se convirtió en un continuo ir y venir de los familiares para reunirse con don Miguel.

No solo don Miguel practicaba la «epistolomanía», doña Concha y sus hijos e hijas, además de escribir y contestar a lo recibido, hacían transcripciones de las recibidas personalmente para hacerlas llegar al resto de la familia.

 

Unamuno en Hendaya. Amigos en Hendaya y visitantes

Unamuno en Hendaya. Amigos en Hendaya y visitantes.

A pesar de que hemos oído muchas veces que Unamuno era un hombre de carácter difícil, de pocos amigos, de difícil trato, lo cierto es que durante su larga estancia en Hendaya don Miguel recibió múltiples visitas de familiares y amigos. 

Unamuno lo que realmente disfrutaba era de «la soledad», así lo escribió en múltiples ocasiones pero, eso sí, era una soledad buscada y deseada. Lo cierto es que nunca le faltaron amigos y acompañantes y durante su período de destierro le visitaron intelectuales, artistas, periodistas, curiosos, familia, sin faltar algunos políticos e, incluso, agentes del orden.

 

 

Unamuno en Hendaya. Vida cotidiana en la frontera

Unamuno en Hendaya. Vida cotidiana en la frontera

Unamuno, en su estancia en el destierro, no tuvo una vida nada parecida a la que llevaba en Salamanca. En Hendaya recibe visitas pero no tiene familia a la que atender. En Salamanca desarrollaba distintas actividades y «cargos» que le ocupaban mucho tiempo. Dispone de mucho tiempo, lo aprovecha para cerrar varios de sus libros y comienza su gran obra poética, en extensión y compromiso, «El cancionero». En cuanto a su actividad como publicista en prensa se propone «no escribir nada en España» mientras dure la dictadura; no lo cumplirá del todo y, así, en «La Voz de Guipúzcoa» aparecerán varios escritos suyos, unos bajo pseudónimo y otros sin firma, (Hasta que Martínez Anido interviene o obliga al periódico a dejar de publicarlo). Lo compensaría ampliamente con innumerables artículos en prensa extranjera, sobre todo en la americana.

Eso sí, a través de «Hojas libres» y «Caras y Caretas», no cesará en su empeño de criticar duramente a la dictadura.

Conocida es su «epistolomanía» que allí practicó sin reservas. Escribe 311 cartas, de las cuales 121 son a la familia y el resto a otros amigos y colaboradores.

También fue muy aficionado como él mismo declaró a llevar diarios y como tal se pueden presentar varias de sus obras.

 

 

Los dibujos de Unamuno.

Los dibujos de Unamuno.

El pintor y profesor de la Universidad de Salamanca Miguel Elías Sánchez Sánchez nos ha dado una verdadera lección de unamunismo.

Nos comenta el ponente: “Una de mis manías es hacer un retrato de Unamuno cada última noche de año.

A Unamuno le interesa el dibujo, pero le interesa porque el dibujo es pensamiento. El dibujo te sitúa en un estadio en el cual tienes que pararte, observar, mirar, posicionarte y, de alguna manera, empezar a hacer esa práctica, que consiste, ni más ni menos, que ajustar mente, cerebro y mano… y si esto no se hace en una concentración absoluta nunca vas a lograr hacer lo que deseas. El dibujo une cuerpo y mente en un acto.

En realidad, Unamuno, no dibujaba para los demás, sus dibujos le interesaban a él, representaban “Mis ideas conmigo mismo”.

El dibujo es un documento autobiográfico, representa un momento único de nuestra vida.

El dibujo representa también una prueba de amor a aquellos a los cuales se mira. Los dibujos familiares de Unamuno muestran su amor por su familia. Hay dibujos de sus hijos, durmiendo, que son una verdadera caricia. Sensaciones que no tienen explicación, no encontramos palabras para expresarlas sólo a través de conceptos que, a veces, se quedan cortos para expresar lo que sentimos… y para eso existe el dibujo.

José María Quiroga Pla, el querido yerno de Unamuno.

José María Quiroga Pla, el querido yerno de Unamuno.

Don José María Quiroga Ruiz, médico y bisnieto de Unamuno, nos hace un recorrido por la vida y obra de su abuelo José Mª Quiroga Pla.

José María Quiroga Plá nació en Madrid  en 1902, con ascendencia gallega por parte de padre y valenciana por parte de madre. Sus inicios como poeta se ligan al ultraísmo. Colaboró en las revistas: Carmen, Verso y Prosa, Meseta, Los Cuatro Vientos, Litoral, Mediodía y Héroe. Estuvo vinculado a los autores de la Generación del 27 pero no fue incluido en la Antología de la Generación del 27 preparada por Gerardo Diego porque no tenía publicado ningún volumen individualmente aunque colaboró en el número especial de la revista Litoral con motivo del homenaje a Luis de Góngora. Fue íntimo amigo de Pedro Salinas y junto a él participó en el proyecto de la traducción de «El tiempo perdido» de Marcel Proust.

Con 26 años contrajo matrimonio con Salomé Unamuno, hija de Miguel de Unamuno, del que fue secretario al egreso del exilio en 1930. De esta unión nació Miguel Quiroga Unamuno.

Durante la Segunda República Española desempeñó diversos cargos. En 1939 se vio obligado a marchar al exilio a Suiza.

Su obra poética aparece recogida en los volúmenes Morir al día (1946) y La realidad reflejada (1955). Otro libro, Valses de la memoria, que dejó preparado antes de su muerte y que debía llegar a Méjico, a Max Aub, para su publicación, nunca llegó a su destino y permanece inédito por tanto.