Unamuno y Lázaro

Unamuno y Lázaro: Autor y editor. 1893-1914

 Lázaro Galdiano, 1862-1947. Editor, bibliófilo y gran coleccionista de arte. Es el editor de la Revista España Moderna, cuyo primer número sale en 1889. Las expectativas que tenía con la revista las muestra en las declaraciones en que dice que le gustaría que la revista fuera de carácter cosmopolita y universal, tenía unas doscientas páginas y era por suscripción popular, siendo los suscriptores mayoritariamente españoles, europeos y americanos.

Es de destacar la labor de Lázaro por la cultura. Entre 1912 y 1918 fue miembro del Patronato del Museo del Prado, en 1924 se hace socio del Ateneo de Madrid.

Veinte años de relación estrecha es la que mantuvieron Unamuno y Lázaro, también epistolar, aunque se desconoce el paradero de las cartas de Unamuno a Lázaro.

En 1893 Unamuno empieza a traducir para La España Moderna, encontrando en Lázaro afecto, consejo y amistad, a lo que Unamuno le correspondía con gratitud.

Lázaro le publicó a Unamuno en 1895 En torno al casticismo y en 1911 Del sentimiento trágico de la vida.

Emilia Pardo Bazán puso a Lázaro en contacto con los intelectuales de la época, muchos pertenecientes a la generación del 98, todos escribieron en España Moderna. A Unamuno lo fichará más adelante y llevará junto con Meléndez Pelayo la línea editorial de la revista.

Unamuno fue la gran apuesta de Lázaro, según él “es el más elocuente y el que está más agradecido de publicar en la España Moderna”. Manifestará Unamuno que la editorial le proporcionó más que trabajo, fe y ayuda espiritual, entusiasmo por la cultura. Lázaro le comunica a Unamuno que seguirá con la editorial, mientras las pérdidas no afecten a su patrimonio.

Unamuno tradujo entre otros a Spencer, traducción que satisfizo mucho al editor. En la primera carta fechada el 26 de noviembre de 1893, le dice que le remitirá doscientas pesetas por la traducción.

Lázaro recurrió a Unamuno para traducir y para escribir artículos, le muestra sus preferencias por la publicación de cuentos y obras costumbristas, más que de lingüística que según él, no tenía lectores, el editor  tenía mucha confianza en Unamuno y le ofrece un puesto en la editorial, le dice: Sabe cuánto empeño tengo en todo lo suyo, también le aconseja sobre su porvenir de si se iba a Argentina como era su deseo: no viviría tan bien como en España, la vida allí es difícil”.

Unamuno traducía del inglés y del alemán y estuvo siempre muy agradecido a su amigo por la confianza depositada en él. En los años 1897-98 disminuyen las colaboraciones de Unamuno por diversos problemas tanto de índole personal como profesional.

Según Unamuno, Lázaro es uno de los bienhechores de la intelectualidad española, este le pedirá ayuda para sus amigos: Candamo, Santa Cruz y Zulueta, escritores que cumplían con las expectativas del editor unos más que otros: “A su recomendado Zulueta lo he recibido como a todo el que llega de la mano de V. veremos como sale”.

En 1901 propone a Unamuno que se fuera a Madrid en cuanto pudiera.

Lázaro confía en la pluma de Unamuno para que escribiera una semblanza de su persona para ser publicada en Argentina, Unamuno escribió un artículo titulado “Forjador de cultura” título muy elocuente sobre lo que pensaba de este editor tan importante para d. Miguel y tan desconocido para el gran público.

 

 

Unamuno sentidor en París

JORNADAS UNAMUNIANAS SOBRE EL CENTENARIO DEL DESTIERRO. 

Os invitamos a ver la grabación de la conferencia: Unumuno sentidor en París, en la que se aborda la estancia parisina de D. Miguel, los lugares que frecuentaba, la importancia que tuvo para él la tertulia de la Rotonde, donde se reunía con intelectuales españoles como: Corpus Barga, Carlos Esplá, Blasco Ibáñez, Eduardo Ortega y Gasset, Joaquín de Luna, etc. los amigos con los que departía sobre anhelos y preocupaciones.

En el exilio de París sintió soledad, morriña y nostalgia. 

De París partirá hacia Hendaya, un lugar donde se sentirá mucho más cerca de su nativa tierra vasca y de España, también de sus familiares y amigos.

Hendaya, tierra fronteriza

JORNADAS UNAMUNIANAS SOBRE EL CENTENARIO DEL DESTIERRO. 

Bajo el título de “Hendaya, tierra fronteriza” se desarrolló una mesa redonda en la que se abordaron los siguientes temas:

El epistolario familiar, El epistolario político y El regreso a Salamanca.

Os invitamos a ver la grabación de la mesa redonda, en la que intervinieron: Daniel Álvarez, Paz Lleras y Luis Gutiérrez Barrio respectivamente. Presentó: Román Álvarez.

Autoexilio. De Fuerteventura a París

JORNADAS UNAMUNIANAS SOBRE EL CENTENARIO DEL DESTIERRO. 

Juana Sánchez Gey, nos habló de lo que supuso para Unamuno Fuerteventura. Basándose en las opiniones de estudiosos de la obra de D. Miguel como Dámaso Alonso, Antonio Tovar, Cirilo Flores o Sebastián de la Nuez y en el libro De Fuerteventura a París, escrito en sonetos que arrojan luz al sentir y al pensar de Unamuno durante los cuatro meses que estuvo en Fuerteventura, destierro insular, que le supondrá consuelo interior, tesoro de salud y nobleza. Es unánime la idea de que en la isla se encuentra consigo mismo. En la nada se le abrió el horizonte de la eternidad.

La personalización del destierro

JORNADAS UNAMUNIANAS SOBRE EL CENTENARIO DEL DESTIERRO.

El 20 de febrero se conmemora el centenario del decreto por el cual Unamuno fue enviado al destierro, un día después el 21,  la salida  de Salamanca hacia su destino final, Fuerteventura.

Os invitamos a ver la grabación de la conferencia en donde Francisco Blanco arroja luz sobre las razones por las que se destierra a D. Miguel, el intelectual que quiso luchar de manera personal contra la dictadura de Primo de Rivera. Unamuno defenderá que el militarismo no va a ninguna parte y que es la inteligencia la que ha de salvar a la patria, defendiendo a ultranza el valor de la inteligencia, tanto que le costó el destierro.

Con estas palabras se despide Unamuno del pueblo salmantino:

“Volveré, no con mi libertad que nada vale, sino con la vuestra”. 

Unamuno y América

Unamuno se refería a América como la América de mis cuidados, defendiendo sobre el castellano un español común.

Muchos han sido los autores que han escrito sobre Unamuno y América: Julio C. Chaves, García Blanco, José Domingo, entre otros, también Unamuno escribió sobre el tema un libro cuyo título es: Algunas consideraciones sobre la literatura Hispano-Americana. Unamuno tiene a Menéndez Pelayo y a Juan Valera como antecedentes preclaros de su pensamiento sobre América latina, Menéndez Pelayo no soportaba por ejemplo el paternalismo con que se les trataba. También abordaron el tema de la hispanidad coetáneos suyos como Azorín, Maeztu y Valle Inclán en su obra “Tirano Banderas”, que apostaba por crear un idioma común como  el que defendía Unamuno.

El padre de Unamuno era indiano, trajo unos 400 libros para la biblioteca familiar, estos libros dieron a Unamuno una nueva visión para entender el mundo, en ellos estará el origen de la formación de su pensamiento. En su interés siempre estuvo el tema del viaje. Acarició el deseo de la aventura americana, fue invitado a Méjico y Argentina, pero nunca se materializó, debido sobre todo a cuestiones  económicas.

Unamuno convirtió Salamanca en un lugar de visita obligada para los intelectuales de América latina. D Miguel era el conversador, el polemizador, se quejaba del escaso interés que había en la península sobre las cosas de América, sobre la literatura hispanoamericana. Reseñó a muchos autores capitales, sobre todo los que tenían relación con España. Mantuvo una actitud muy abierta con los españoles que vivían en América. Destacamos las casi 400 cartas que alberga el Epistolario Americano de Unamuno recogidas por Laureano Robles. Unamuno se convirtió en faro que mantenía la idea de comunidad americana. Los latinoamericanos son hermanos, la idea de fraternidad va a ser fundamental. Mi patria es la lengua por encima de cualquier cosa.

En cuanto a la literatura, se mostró en contra del afrancesamiento de las letras hispanas, defendía más la lengua inglesa y alemana. Si una relación es digna de reseñar es la mantenida entre Rubén Darío y Unamuno. Una relación definida como controvertida en la que hubo altibajos y en donde queda de manifiesto la honestidad intelectual de ambos. Rubén era todo lo contrario a Unamuno, era orgulloso, bebía, era glotón y mujeriego, pero un hombre profundamente espiritual, parece una contradicción. Unamuno no bebía, se cuidaba en las comidas y llevaba una vida ordenada.  Unamuno veía en Rubén Darío lo peor del alma española, sin embargo éste siempre adoró a d. Miguel, viendo en él al más importante pensador de su tiempo, pero la relación entre ambos en un momento dado pasaría de la alabanza a la recriminación dolorida por parte de Rubén.

Unamuno le dedica unas palabras de las que después se arrepentirá: ”Rubén Darío escribe con la pluma que lleva debajo del sombrero”.

En una carta póstuma de Unamuno a Rubén Darío hará una exaltación de su amistad y de sus valores tanto humanos como literarios, postura de defensa que mantendría hasta el final de sus días.

Os recomendamos que veáis la grabación de la conferencia, para ahondar en los aspectos tratados por Francisca Noguerol en profundidad.