Prensa, normativas legales e intelectualidad en la Guerra Civil.

Mesa Debate.

Castro Berrojo: El estudio de la propaganda, aparentemente sencillo, tiene que ver con examinar: Quién dice qué, a quién, con qué medios y con qué resultados. El éxito de la propaganda suele basarse en la repetición machacona de los mensajes. Las “Fake news” no son algo nuevo, ya se usaban hace mucho tiempo, noticias y novedades exageradas y amplificadas que el público suele “tragarse”. Se trata, no solo, de enardecer a los propios sino también de tratar de desmoralizar al enemigo.

Martín Lázaro: El escritor Roberto Santiago afirma que «los poderosos tienen “untados” a los medios con la publicidad y otras artimañas. Eso de la independencia periodística es muy relativo y los medios que podíamos llamar más alternativos son peligrosos, primero disparan y luego comprueban la noticia».

Franco y sus generales tuvieron muy presente a la prensa, el cuarto poder, fue una de sus obsesiones, se hacía necesario dominarlo. La Ley de Prensa de 1938 asegura y garantiza el alineamiento de la prensa con la “causa” y, si no, está la censura…

Cuesta Fernández: Tras el Golpe de Estado de 1936 se produjo una implosión en los intelectuales españoles. Decía Unamuno, en agosto de 1936: “Yo no estoy ni a la derecha ni a la izquierda, yo no he cambiado”, después de haber saludado, inicialmente, el alzamiento. El doctor Marañón, desde París el 15 de diciembre de 1937 decía: “Ser fiel al pasado supone muchas veces ser traidor al porvenir”, donde había llegado apoyado y en nombre de la República. Fueron evidentes, entre muchos de los intelectuales del momento, los vaivenes ideológicos.