La Salamanca que conoció D. Miguel, al llegar en 1890, era una ciudad pequeña con apenas 25.690 habitantes.
La llegada de Unamuno a Salamanca, fue fruto del azar, al ganar la Cátedra de Griego que le permite ejercer en su Universidad.
Cuando D. Miguel llegó a Salamanca, la actividad universitaria estaba pasando la peor crisis de su historia. Con su llegada se inicia la recuperación de la misma.
En 1900, un jovencísimo Unamuno es nombrado Rector de la Universidad del que es cesadoen 1914.
Salamanca era una ciudad que según Unamuno que mostraba abandono y una Plaza Mayor anticuada, sin electricidad y sin agua corriente que llegaría poco después hasta la misma y también la red de ferroviaria.
En el denominado Alto Soto, era habitual la imagen hoy costumbrista de ver a las lavanderas ocupando toda la orilla del río.
Junto a las ruinas y las pequeñas casas había lugares monumentales como el Convento de las Úrsulas o La Purísima , edificios como el de Caja Duero en los Bandos y la Iglesia de S. Marcos, el Convento de los Dominicos y Las Dueñas, La Torre del Aire, La Puerta del Corrillo, etc reciente era la construcción de el Puente de La Salud .
Y poco a poco se fueron haciendo mejoras urbanas que contribuirán a la expansión y modernización de la ciudad, como fue la construcción del Cuartel de Ingenieros y del puente Enrique Estevan en 1913, al igual que la Plaza de toros de La Glorieta.
En 1891 dirá Unamuno: «Salamanca no me disgusta, posee soberbios edificios rodeados de casuchas tísicas y callejuelas anémicas».
«Nos vamos haciendo a este pueblo que me gusta, me interesa en sus menudencias y luchas de campanario y conozco a sus tipos.
Me gusta tanto como Bilbao y en algunos casos más.
Vivo en un apacible y fecundo retiro en esta dorada ciudad de Salamanca.»
Salamanca le da a Unamuno la prestancia de sus ilustres predecesores. La posibilidad de vivir en un ambiente social tranquilo, diferente al de Bilbao. Estabilidad laboral y seguridad económica con su cátedra. En Salamanca entabla lazos profesionales y reina un ambiente intelectual humanista. Aquí nacieron sus hijos.
En 1924 sufre el destierro por parte de primo de Rivera a la isla canaria de Fuerteventura, después le llega el indulto y se autoexilia en París y después en Hendaya. Regresa a España en 1930.
En 1931 es reconocido como concejal y alcalde Honorífico.
Cuando regresa a Salamanca después de estar fuera dirá: ”He vuelto a este mi retiro afectivo, a esta mi fecunda y agitada soledad de Salamanca, con mayor apego a ella que el que antes tuviera, y he comprendido una vez más que si alguna fuerza tengo, si alguna fuerza espiritual ejerzo en esta mi patria, se lo debo al confinamiento corporal en esta vieja ciudad académica”.
“…Para qué he de hablaros más de esta ciudad?, Siempre que os hable de mi, de mi España, y cualquier otra ciudad, os estoy hablando de ella, de Salamanca.“
Muchos fueron los poemas que D. Miguel escribió a Salamanca, con ellos la ciudad se dibuja, como la ciudad de su alma. En ellos deja el sentimiento de que sea Salamanca la que diga qué ha sido este gran hombre e intelectual dentro y fuera de la misma. A Salamanca confia el deseo de su afán de trascendencia, como símbolo de pervivencia e inmortalidad.
Real de la Riva dirá´ que Salamanca será hija y madre de Unamuno.
La relación e interinfluencia entre Salamanca y D. Miguel es estrecha e importantísima. No es posible hablar de Salamanca sin citar a Unamuno y viceversa.
Salamanca, con su Historia fue acicate, estímulo, escenario y plataforma para Unamuno, siendo uno de los profesores con más proyección y prestigio ha dado a la Universidad de Salamanca.
La vida y la obra de D. Miguel hubieran sido muy diferentes sin la estrecha relación con la Ciudad del Tormes.