Se puede llegar a afirmar que Unamuno fue uno de los primeros intelectuales españoles en los que la contemplación del paisaje español y la reflexión profunda sobre su significado son fundamentales a la hora de entender su obra artística y filosófica. Ya en uno de sus primeros libros Paisajes (1902), muestra lo que para él confiere importancia al paisaje y es además de la presencia armoniosa de los elementos naturales, su asociación a obras artísticas e históricas perdurables, es decir, un paisaje culturizado.

A lo largo de toda su vida Unamuno volcó su interés en la descripción paisajística en gran cantidad de escritos en forma de artículos destinados a revistas o periódicos. Muchos de ellos fueron agrupados por el autor en De mi país (1903) , Por tierras de Portugal y España (1911) y Andanzas y visiones españolas (1922), en el ensayo “Excursión” incluido en este libro dice: No ha sido en libros (…) donde he aprendido a querer a mi patria: ha sido recorriéndola, ha sido visitando devotamente sus rincones”.

Para Azorín, «El paisaje en Unamuno se halla impregnado de espiritualidad, se puede hablar de Unamuno como un genial evocador de parajes espiritualizados por la literatura, consciente que también son un viaje interior que llevan al conocimiento de la propia personalidad.

El paisaje en Unamuno se halla impregnado de espiritualidad. Unamuno aprovechaba sus vacaciones para pasear por las viejas ciudades provincianas. Es un Unamuno dinámico, inquieto, cuya actividad viajera participa tanto de lo cotidiano como de lo íntimo. Es el Unamuno que hace de sus escapadas creación, al tiempo que descanso, evasión y renovación de energías y de esta manera confiesa de manera explícita: “ y yo mismo, ¿cómo podría vivir una vida que merezca vivirse, cómo podría sentir el ritmo vital de mi pensamiento, si no me escapara así que puedo de la ciudad a correr por campos y lugares a dormir en cama de pueblo o sobre la santa tierra si se tercia? a sacudir en fin, el polvo de mi biblioteca.

Sus artículos nos conducen por gran parte de la geografía española, destacamos los dedicados a Gredos, en artículos como Vuelta a la cumbre, definida por él como Espinazo de Castilla, cimas de silencio, paz y olvido, o a los Arribes del Duero.

Entre las conclusiones de la tertulia, prevaleció entre todos la idea de que el Unamuno viajero nos gusta mucho, en sus libros hace magníficas descripciones del paisaje de los lugares que visita, siendo la lectura de sus páginas un paseo relajante por las mismas.