No es fácil determinar en qué momento se produjo el encuentro personal entre Unamuno y Galán, pero su amistad fue profunda, leal y duradera, compartiendo ambos el gusto por la poesía.

Inconformistas y rebeldes a imposiciones externas que pretendieran limitar su libertad, hermanándose estos dos luchadores por la verdad, aunque les fuese la paz en ello.

El poema: ”Cristu Benditu” representa el punto de arranque de su amistad. En 1899 compuso Unamuno “El Cristo de Cabrera”.

Unamuno admiraba la poesía de Galán, hasta llegó a difundir el nombre de Galán en el Ateneo de Madrid, donde leyó el “Cristu Benditu”. Unamuno hizo saber a Galán: ”cuán de veras admiro su labor cómo le aliento a proseguir en ella”. Sin embargo mantuvo ciertas reticencias iniciales en el empleo del lenguaje popular en los poemas.

Esta admiración era mutua, así también Galán dejó testimonio de su amistad con Unamuno, a quien pedía opinión sobre todo aquello que escribía y aceptaba sus consejos.

Unamuno fue jurado del premio ”La Flor Natural”, el poema merecedor del Premio de Honor fue “El ama” presentado a concurso bajo el lema: ”Fe y Arte”.

Gozaron juntos de un homenaje tributado por intelectuales salmantinos en el curso 1903-04 en cuyo discurso dijo Unamuno: “Comparto el homenaje con el poeta del campo, al que fui uno de los primeros en conocer y que canta al pueblo, mientras que yo, en la medida de mis fuerzas, procuro despertarlo.

…Galán y yo cabemos holgadamente en el campo de la belleza, a cuyo contacto se convierte en poesía todo ideal.

Gabriel y Galán respondió leyendo el poema: ”Brindis”.

Cuando en 1904 Galán recibe un homenaje en Argentina al ser premiado por su poema: ”Canto al trabajo” Unamuno le escribió felicitándole.

Ya no volvieron a verse, aunque se habían prometido hacerlo, pues en enero de 1905, fallece Galán a la edad de treinta y cuatro años. Muerte que sorprende a Unamuno, que le tributa unas palabras de homenaje, entre las que destacamos estas líneas: “Ante una muerte así de uno a quien admiramos y quisimos, no cabe sino acrecentar el cariño y la admiración”.

Unos días después publicó un artículo en el diario salmantino El Castellano, titulado: ”Muerte que da vida” donde dice: ”Nos unía, aun sin acaso saberlo bien nosotros, nuestro común amor a la verdad y hoy en ese santo amor, que es el pan de mi alma, va aislándose poco a poco y en que siento, por serle fiel, desgarraduras de afecto, hoy me alegro de tener para siempre ese amigo em la vida eterna”.

Sobre selección de textos de Francisco Blanco Prieto.

Gracias a todos los que llenaron la sala de La Palabra, interesados por conocer la amistad de estos dos poetas al encuentro. Contamos con la presencia de María Jesús Monforte Britos, nieta del vaquerito a quien Gabriel y Galán escribiera el poema: ”Mi Vaquerito” quien además de recitar el poema dedicado a su abuelo, nos habló de la relación de éste con el poeta y de lo bueno que dicha amistad le procuró.

Fotografías: J. Amador Martín

Félix Montes, Manuel Andrés Sánchez, María Ángeles Gutiérrez Tábara, Elena Díaz Santana, María Jesús Monforte Britos, Luis Gutiérrez Barrio y José Mª Sánchez Terrones