El último Unamuno se debatió entre “hunos“ y “hotros” – sangre y pus, rojo y blanco – poniendo de manifiesto una alterutralidad no mantenida en la Gran Guerra con su apuesta por los aliadófilos, tratando de situarse en el centro para unir los extremos. Esfuerzo inútil que le llevó a repensar toda su propia obra, a sufrir por sus hijos repartidos en diferentes en diferentes zonas de incivil guerra, tan diferente a la guerra civil – de civilidad, debate y confrontación de ideas – defendida por él, hasta que abandonó su vida en el pecho del Padre Eterno donde descansa desde hace ochenta y un años.
- Por: Eduardo Pascual Mezquita. Catedrático de Filosofía.
- Presentación: Francisco Blanco Prieto. Vicepresidente de la Asociación.Asociación.