Unamuno y su Bilbao melancólico
El profesor Diáz Freire nos traslada al Bilbao que siempre recordó don Miguel, aquel «Bochito» de antes de la llegada de la industrialización, aquel Bilbao de 1874 antes de que se iniciase la transformación.
Dedica Unamuno «Paz en la guerra» a aquel Bilbao que sentía, soñaba y vivía. Describe las calles idealizadas: Cruz, Sombrerería, Banco de España, … y condensa todo su sentimiento en la «Plaza nueva». Nos habla en otros pasajes de las «siete calles» y de los montes Artxanda y Pagasarri.
Siente Unamuno tristeza por la pérdida de su Bilbao «Poetico». Un Bilbao que en 1869 tenía 18.000 habitantes y una extensión de 32 Ha. y que pasa a tener 130.000 habitantes y una extensión de 190 Ha. en 1874. «Mi pueblo me es extraño; mi Bilbao ya no existe; por donde un día fueron sus afueras hoy me paseo triste»… La misma queja que mostraría, posteriormente en Salamanca por las «transformaciones súbitas» de los núcleos urbanos y la aparición de los «ensanches».
«Con la cabeza se memora, con el corazón se re – cuerda» dice Unamuno siguiendo al pensador danés Søren Aabye Kierkegaard. Con la lectura de la obra Mari-Santa, de Antonio de Trueba, recupera Unamuno el interés por volver a «poetizar» Bilbao ya que lo costumbrista no funciona.