Borges y Unamuno
Magnífica conferencia impartida por Robin Lefère, Catedrático de Literaturas hispánicas en la Universidad de Bruselas.
Borges fue lector de Unamuno. Tenía a Unamuno como modelo, contramodelo e impronta.
Borges era de clase media alta. El padre viaja a Europa para solucionar sus problemas de visión. Londres, París, Ginebra… donde le pilla la guerra Mundial de 1914 a 1919.
Después visitará Barcelona, Sevilla, Madrid y Palma de Mallorca; estuvo dos años y tres meses en España.
Entablará relación con intelectuales de la época como Cansinos Assens, Gómez de la Serna, etc. No se relacionó con los del 98. Puede decirse que en 1920 sintió el deseo de acercarse a Unamuno. Las primeras referencias aparecen en las cartas de Borges. No sabemos si antes de esta fecha, Borges conocía a d. Miguel, si lo había leído. Quizá se pueda explicar este hecho porque veía en la figura de Unamuno, el escritor completo, el intelectual comprometido, una figura que podría asustar a un joven Borges.
Cuando Borges estuvo en Palma, visitó una casa donde había estado Rubén Darío y Unamuno (casa de la familia Sureda) Unamuno dejó constancia de esto en el artículo “En la isla dorada”.
Es en el periodo 1921-1923 cuando la importancia del escritor Unamuno se acrecienta en Borges, éste le envía un libro con la siguiente dedicatoria: A d. Miguel de Unamuno, estas metafisiquerías líricas” J. L. Borges.
Unamuno no acusó recibo de haber recibido el libro. Borges ante este silencio escribió: Yo celebraría no desmintiera ud con silencio las muchas cosas que sus versos me han dicho. Borges espera una respuestas a su carta por parte de
Unamuno y se siente herido.
Esta carta tampoco fue respondida, le faltaba tiempo a Unamuno para responder. Para Unamuno no era el joven una prioridad en ese momento. Intento frustrado.
Acerca de Unamuno: es el primer artículo-ensayo monográfico dedicado a un poeta.
Poesía meditabunda. Artículo nada servil y crítico.
Le contestó en una carta en 1927, pero no lo hizo inmediatamente.
Leyó Borges: Rosario de Sonetos líricos. En junio de 1925 escribe una carta de fervor, dirá: “A Unamuno lo leo muy seguido y supongo que es el primero de cuantos hoy escriben en español”.
La admiración de Borges por Unamuno siguió creciendo, y continuó enviándole sus libros dedicados.
Quevedo y Unamuno serán los escritores de Borges.
Unamuno seguía de lejos a Borges, pero no sabemos lo que Unamuno llegó a leer de Borges, más que algunos ensayos o artículos.
Unamuno muere en Salamanca el 31 de diciembre de 1936, En enero de 1937, Borges escribe dos artículos relacionados con la muerte del escritor. Son dos artículos complementarios. Variaciones acerca de la idea de inmortalidad de d. Miguel: Yo sospecho que el problema de la inmortalidad es de naturaleza dramática.
Persiste el hombre general ( nuestra imagen del hombre general) o desaparece… hasta el descuidado desaliño de mi persona, hasta mi terquedad en no cambiar de traje, en no hacermelo nuevo, depende en parte (…) del papel que represento.
¿Qué había leído Borges de Unamuno en 1937?
Vida de D. Quijote y Sancho, Rosario de Sonetos líricos, En la isla dorada, El estudio del Martín Fierro que había hecho Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida, Cómo se hace una novela. Quizás nada más. Resulta difícil aceptar que no haya leído los cuentos de Unamuno. Pensamos que Niebla y Cómo se hace una novela, no las leyó.
Después de 1937, resulta improbable que volviera a leer a Unamuno , pero no dudamos de que lo seguía teniendo presente.
Tanto Unamuno como Borges son sentidores, piensan en la muerte-inmortalidad, admiradores de Schopenhauer, cultivan la dialéctica y la paradoja, ven más allá de lo particular, lo universal y eterno. Los dos promueven el papel del lector.
Borges desarrolló la mayor parte de su obra después de la muerte de Unamuno.
En las poesías que nos parecen las peores de uno, suele latir el alma de él, tanto o más intensamente que en las otras.
La esperanza de Unamuno incluía la esperanza en la resurrección de la carne, aunque a veces expresó cosas muy diferentes: inmortalidad.
Borges discute textualmente a Unamuno . Discusión dialéctica en ambos.