Unamuno en Hendaya. Vida cotidiana en la frontera

Unamuno en Hendaya. Vida cotidiana en la frontera

Unamuno, en su estancia en el destierro, no tuvo una vida nada parecida a la que llevaba en Salamanca. En Hendaya recibe visitas pero no tiene familia a la que atender. En Salamanca desarrollaba distintas actividades y «cargos» que le ocupaban mucho tiempo. Dispone de mucho tiempo, lo aprovecha para cerrar varios de sus libros y comienza su gran obra poética, en extensión y compromiso, «El cancionero». En cuanto a su actividad como publicista en prensa se propone «no escribir nada en España» mientras dure la dictadura; no lo cumplirá del todo y, así, en «La Voz de Guipúzcoa» aparecerán varios escritos suyos, unos bajo pseudónimo y otros sin firma, (Hasta que Martínez Anido interviene o obliga al periódico a dejar de publicarlo). Lo compensaría ampliamente con innumerables artículos en prensa extranjera, sobre todo en la americana.

Eso sí, a través de «Hojas libres» y «Caras y Caretas», no cesará en su empeño de criticar duramente a la dictadura.

Conocida es su «epistolomanía» que allí practicó sin reservas. Escribe 311 cartas, de las cuales 121 son a la familia y el resto a otros amigos y colaboradores.

También fue muy aficionado como él mismo declaró a llevar diarios y como tal se pueden presentar varias de sus obras.

 

 

Tertulia Unamuniana: Unamuno y Guipúzcoa

Unamuno y Guipúzcoa.

 El propio Unamuno, en unas notas genealógicas, traza la base de su oriundez guipuzcoana. Su progenitor Félix María de Unamuno y Larraza nació en Vergara el 18 de mayo de 1823. El padre del mismo, Melchor de Unamuno y Aguirrececeaga, tuvo en su también villa natal de Vergara una confitería en un rincón de la actual plaza de San Martín Aguirre. Vender bizcochos rellenos es ser doblemente vergarés, como lo sería un almendrero en Briviesca, o un navajero en Albacete.

La esposa de este Melchor de Unamuno, Josefa Ignacia de Larraza, era hija de Pedro Ascensio Larraza, de Andoain, y de María Andresa de Azarola, de Gaviria. Unamuno anota que el matrimonio de estos tatarabuelos suyos, por línea materna, que son simplemente bisabuelos por la paterna, pues el padre de don Miguel era tío de su cónyuge, debió celebrarse antes de 1770.

Se puede ver en un manuscrito unamuniano la delicadeza con que al margen pone en hilera los pueblos de sus antepasados: Bilbao, Vergara, Ceberio, Ochandiano, Andoain, Gaviria en los que se abre el abanico de sus correspondientes apellidos. de Unamuno, Jugo, Larraza, Erézcano, Ibarrondo, Azarola, Goiti, Buruaga, Echávarri, Rementería, Zuazo, Urquina, Luzana, Arrieta, Ellauri, Sáez de Avendaño, Aguirrececeaga, .Zabalabengoa, Achuri, Ituarte, Sautuola, Gaya, Zubarria, Arandia y Tollara.

Los dibujos de Unamuno.

Los dibujos de Unamuno.

El pintor y profesor de la Universidad de Salamanca Miguel Elías Sánchez Sánchez nos ha dado una verdadera lección de unamunismo.

Nos comenta el ponente: “Una de mis manías es hacer un retrato de Unamuno cada última noche de año.

A Unamuno le interesa el dibujo, pero le interesa porque el dibujo es pensamiento. El dibujo te sitúa en un estadio en el cual tienes que pararte, observar, mirar, posicionarte y, de alguna manera, empezar a hacer esa práctica, que consiste, ni más ni menos, que ajustar mente, cerebro y mano… y si esto no se hace en una concentración absoluta nunca vas a lograr hacer lo que deseas. El dibujo une cuerpo y mente en un acto.

En realidad, Unamuno, no dibujaba para los demás, sus dibujos le interesaban a él, representaban “Mis ideas conmigo mismo”.

El dibujo es un documento autobiográfico, representa un momento único de nuestra vida.

El dibujo representa también una prueba de amor a aquellos a los cuales se mira. Los dibujos familiares de Unamuno muestran su amor por su familia. Hay dibujos de sus hijos, durmiendo, que son una verdadera caricia. Sensaciones que no tienen explicación, no encontramos palabras para expresarlas sólo a través de conceptos que, a veces, se quedan cortos para expresar lo que sentimos… y para eso existe el dibujo.

José María Quiroga Pla, el querido yerno de Unamuno.

José María Quiroga Pla, el querido yerno de Unamuno.

Don José María Quiroga Ruiz, médico y bisnieto de Unamuno, nos hace un recorrido por la vida y obra de su abuelo José Mª Quiroga Pla.

José María Quiroga Plá nació en Madrid  en 1902, con ascendencia gallega por parte de padre y valenciana por parte de madre. Sus inicios como poeta se ligan al ultraísmo. Colaboró en las revistas: Carmen, Verso y Prosa, Meseta, Los Cuatro Vientos, Litoral, Mediodía y Héroe. Estuvo vinculado a los autores de la Generación del 27 pero no fue incluido en la Antología de la Generación del 27 preparada por Gerardo Diego porque no tenía publicado ningún volumen individualmente aunque colaboró en el número especial de la revista Litoral con motivo del homenaje a Luis de Góngora. Fue íntimo amigo de Pedro Salinas y junto a él participó en el proyecto de la traducción de «El tiempo perdido» de Marcel Proust.

Con 26 años contrajo matrimonio con Salomé Unamuno, hija de Miguel de Unamuno, del que fue secretario al egreso del exilio en 1930. De esta unión nació Miguel Quiroga Unamuno.

Durante la Segunda República Española desempeñó diversos cargos. En 1939 se vio obligado a marchar al exilio a Suiza.

Su obra poética aparece recogida en los volúmenes Morir al día (1946) y La realidad reflejada (1955). Otro libro, Valses de la memoria, que dejó preparado antes de su muerte y que debía llegar a Méjico, a Max Aub, para su publicación, nunca llegó a su destino y permanece inédito por tanto.

Tertulia Unamuniana: Unamuno y Bilbao

Unamuno y Bilbao.

Vasco “por todos los sesenta y ocho costados -según dijo él mismo- , de casta, de nacimiento, de educación y, sobre todo, de voluntad y afecto».

De mi Vizcaya, de mí Bilbao, la simiente; de mi Castilla, de mi Salamanca, el fruto

Además de escritor genial, Unamuno fue catedrático, rector, crítico, filósofo, dibujante, filólogo, políglota, matemático, traductor, naturalista… y según su paisano Baroja vidente y profeta. Baroja no sentía ninguna simpatía por Unamuno y afirmaba de él, que era en todo intransigente, la quintaesencia del egotismo; era español; no había nada como España; vasco, nada como ser vasco; de Bilbao, lo más curioso del mundo era ser de Bilbao; vivía en Salamanca, no había ciudad como Salamanca.

Pero no solo había nacido a la vida en Bilbao, sino que fue en Bilbao donde se forjó su espíritu (lo dice en1919)

En aquel Bilbao del 2 de mayo de 1874; en aquel Bilbao que había salido de las machinadas y no había entrado en las huelgas; en aquel Bilbao aprendí a anhelar lo inasequible, a tener sed y hambre de lo infinito y de lo eterno; en aquel Bilbao prometí culto a la libertad, a la claridad y a la pureza del espíritu. El Pazagarri me sirvió de ara gigante del sacrificio del alma civil de la historia que jamás se cierra y siempre está acabada”.