Iconografía unamuniana salmantina

La mesa redonda “Iconografía unamuniana salmantina”  viene a cerrar el ciclo de conferencias dedicados a Iconografía unamuniana que comenzara en febrero con el profesor de la Universidad de Deusto y escritor Alfonso Saiz Valdivieso con la conferencia: ”El rostro y el gesto de D. Miguel. Apuntes para una iconografía” y continuara la doctora Ana Mª Paredes Arnáiz en marzo, con la conferencia: “Unamuno y el arte”.

Estas tres actividades se engloban dentro de los actos preliminares a la magna exposición que sobre iconografía unamuniana va a llevar a cabo la asociación de Amigos de Unamuno, bajo el auspicio del Ayuntamiento de Salamanca y la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes, uniéndose así a la celebración del VIII Centenario de la Universidad de Salamanca.

El comisario de la exposición es Francisco Blanco Prieto, presidente de la asociación. En la muestra se expondrán retratos y esculturas de Unamuno realizados en vida de D. Miguel, también obras originales inéditas, y de gran calidad, diseñadas por numerosos artistas salmantinos, vascos y madrileños para dicha muestra.

En la mesa redonda, el concejal de Cultura, Julio López Revuelta, hizo un recorrido por la “iconografía urbana e institucional”, de Unamuno en Salamanca. Destacó que la huella de D. Miguel en Salamanca es grande, por ser la figura más importante de la ciudad. Salamanca le devuelve así lo que este le dio.

Su huella está en Las Úrsulas en la escultura de Pablo Serrano, en el Palacio de Anaya en el busto de Victorio Macho, en el Casino en el busto realizado por Agustín Casillas, o en el medallón de la plaza Mayor, obra de Oscar Alvariño. En las instituciones está en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, en una pintura realizada por Ramón Melero y también cuelga un retrato realizado por el pintor Migue Elías. Su presencia está en edificios como la Casa Rectoral, o la casa del Regidor Ovalle. En el cementerio San Carlos Borromeo de la Ciudad, está su nicho. Cuenta D. Miguel con una calle dedicada y con el Campus Unamuno, por donde pasan cada día miles de estudiantes.

Pablo de Unamuno, nieto del escritor, hizo un recorrido por la iconografía familiar, destacó un boceto de la escultura de Pablo Serrano o una de Agustín Casillas, que representa a Unamuno con gafas, muy parecida a la que está en el Aula Unamuno del edificio histórico. También mostró cuadros pintados por diferentes artistas como Carlos Piñel o Carlos Bernal, un cuadro pintado por su nuera Josefina Pérez de la Torre que representa a Unamuno con su nieto o un carboncillo realizado por Pepita Conde, nuera también de D. Miguel. Hasta su hijo Rafael hace un retrato de su padre, esto entre otras curiosidades.

Alberto Bescós, director del Museo de Salamanca, hizo un recorrido por la iconografía unamuniana que atesora dicho museo. Como el cuadro realizado por José Echevarría, que fue pintado cuando Unamuno estaba en el exilio. D. Miguel posó para dicho cuadro, también cuenta el museo con un cuadro pintado por Maurice Front, pintor que retrataba personajes contemporáneos heroicos. Destaca el cuadro pintado por Cecilia Martín que representa a Unamuno paseando por la carretera de Zamora, se podría encuadrar dentro de un realismo simbólico y fue inspirado en los versos: ”Oh carretera de Zamora…” que Unamuno evocara en su exilio.

Para terminar, Francisco Blanco hizo un recorrido por los cuadros, esculturas e iconografía unamuniana de la Universidad de Salamanca, muchas de estas obras podremos contemplarlas en la magna exposición que se inaugurará el 3 de mayo y que permanecerá abierta hasta principios de agosto.

Pleitos de Unamuno

La conferencia: ”Pleitos de Unamuno” fue impartida por el catedrático de Derecho Fernando Gómez de Liaño González, la presentación corrió a cargo de Francisco Blanco, presidente de la Asociación.

Gómez de Liaño hizo un breve recorrido por la vida de Unamuno en Salamanca,  y que contribuyó a dar a conocer el nombre de Salamanca.

Su primer contacto con la obra de Unamuno, es de 1959, en la biblioteca de su padre, ahí tomó conciencia de su obra, interés que continuaría leyendo las obras de los escritores González Egido y Blanco Prieto. Señaló que en Unamuno hay un afán de buscar la verdad, ya sabemos su lema: ”Antes la verdad que la paz”.

D. Miguel tuvo una vida plena de conflictos, los pleitos eran cosas sin importancia, al lado de los que había tenido fuera del juzgado.

El primero digno de reseñar, es el conflicto que mantuvo consigo mismo. Unamuno vivía en una angustia permanente y la obsesión por la muerte que no le abandonaba. Hemos de recordar que en una de sus crisis estuvo tres días recluido en el Convento de San Esteban, él decía: ”Soy un cartujo en busca de una fe que se me escapa”.

Conflicto con Salamanca: es el que tuvo lugar el 12 de octubre de 1936, en el Paraninfo de la Universidad. En ese acto él no pensaba hablar, pero habló. Tras lo acontecido en ese lugar, el claustro le da la espalda, el ayuntamiento le destituye como concejal y casi todos sus amigos del Casino le dan la espalda también. Siente entonces la soledad y se recluye en su casa de Bordadores, donde dos meses después moriría.

Un periódico local, publicó un artículo donde decía que en la Plaza Mayor había una guadaña, que cortaba la cabeza a quien sobresalía. Esto es lo que le pasó a Unamuno, por sus ideas y porque no pudo defenderse de las destituciones del rectorado. En referencia a su contencioso frente a su destitución, dirá:” recibí una notificación pura y simple”.

Se topó con la ley por su espíritu inquieto. Su vida fue una rebelión continua con la ley. Vivió una etapa de inseguridad jurídica donde decía que “te podía pasar cualquier cosa”.

Discutió con Sabino Arana, Ortega, Marañón, en Salamanca sus enemigos ideológicos fueron el Padre Cámara, que decía que Unamuno defendía heréticas doctrinas, con Prieto Carrasco, quien mostró cierto desencanto hacia D Miguel, sin agresividad y también con Dorado Montero, aún estando enemistados, cuando éste murió Unamuno escribe un artículo que lee en el cementerio, dando esto medida de su calidad humana.

D. Miguel también discutió con la clase política, esto le llevó al destierro en la isla de Fuerteventura, donde escribió “Romancero del destierro”.

A la llegada al poder de Primo de Rivera, Unamuno, desde su óptica personal, se cree obligado a hacer un llamamiento a la conciencia nacional a unirse a los políticos liberales para hacer un frente que impida la consolidación del régimen. Y se moviliza contra la dictadura al igual que otros intelectuales, y es procesado.

Unamuno vivió bajo el reinado de Alfonso XIII, la República y el régimen incipiente.

En la cárcel visitaba a Filiberto Villalobos, vio a mucha gente encarcelada sin saber por qué. Se interesó por bastante de ellos. El 12 de octubre de 1936, en el acto del Paraninfo, llevaba en el bolsillo de su chaqueta, una carta de la esposa del pastor protestante Atilano Coco, que le pedía a D. Miguel que intercediera para que su marido fuera liberado.

En 2006, post mortem, se tuvo que dilucidar en los tribunales la propiedad de unas cartas de Unamuno, en propiedad de Manuel Villén, para su estudio y publicación sin que posteriormente fueran devueltas, Villén declaró que Felisa, la hija de Unamuno, se las había donado en agradecimiento por la publicación de las obras completas del escritor, el juez lo desestimó por la que pasaron a ser propiedad del estado, hoy están en la Casa Museo del escritor.

Desde este espacio, queremos agradecer a Fernando Gómez de Liaño que compartiera con nosotros esta conferencia sobre los pleitos de D. Miguel desde el punto de vista de un jurista.