Ecos místicos en la poesía unamuniana

El jueves 11 de noviembre, nos honró con su presencia, la catedrática de literatura, María Jesús Mancho, para disertar sobre los «Ecos místicos en la poesía de Unamuno» .

Fue presentada por Jesús Málaga presidente del CES (Centro de Estudios Salmantinos). Málaga destacó de María Jesús, ser una grandísima estudiosa y conocedora de los místicos españoles.
Pone de relieve que gracias a esta conferencia, vamos a acercarnos y conocer mejor a un «Unamuno intimista, replegado a su interior, llegando a identificarse con los místicos a los que leía, san Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús».

La profesora Mancho Duque, hace un paralelismo entre los versos de San Juan y los de Unamuno, vertidos en El Cancionero, 1928, donde encuentra los ecos, las huellas que el místico dejó en los versos de D. Miguel. Por ejemplo la imagen del vuelo sanjuanista también está en Unamuno.
Destaca Unamuno de San Juan de la Cruz que era un místico castellano hondo, sentido, austero, elevado. El más soberano poeta y el más profundo pensador de raza castellana.
Para concluir que San Juan de la Cruz, seguirá iluminando las mentes y calentando los corazones.

Muchas gracias María Jesús Mancho por la magnífica conferencia que quiso compartir con todos nosotros.

Rector Salvador Vila, discípulo y amigo de Unamuno

Interesantísima conferencia de Mercedes del Amo, profesora titular de la Universidad de Granada y Biógrafa de Salvador Vila.

Salvador Vila, Salamanca 1904-Granada 1936.
Fue fusilado por sus ideas y sin procedimiento legal, el 23 de octubre de 1936 en VIznar. Le quitaron la vida e intentaron borrar su memoria. Su cuerpo lleva 80 años enterrado en una fosa común en el barranco granadino de Víznar. El rector fue ejecutado a sangre fría de manera perfectamente planificada por el régimen franquisata. Mercedes del Amo vincula su ejecución con la caída en desgracia de Miguel de Unamuno con el que mantenía una estrecha amistad.

Según el periódico Granadahoy en el artículo titulado: ”Salvador Vila. Retrato de un rector” a Salvador Vila la sublevación le pilla en Salamanca, donde fue detenido junto a su mujer justo al día siguiente de que Unamuno se reuniera con Franco para criticarle “sus métodos para salvar la civilización occidental”.

Salvador Vila murió con 32 años, ya había estado en la cárcel con apenas 21, por repartir octavillas contra la dictadura de Primo de Rivera y había sido desterrado a Chafarinas un año después, aunque la pena le fue anulada a los 15 días, cuando fue indultado por el cumpleaños del rey Alfonso XIII. Todo esto lo hizo muy popular entre los jóvenes universitarios.
Podéis leer un resumen de lo que fue la vida de este discípulo y amigo de D. Miguel: Salvador Vila, en este enlace perteneciente al periódico GranadaHoy.

Gracias Mercedes del Amo por tu presencia en la Asociación y por tan interesante conferencia.

Leer texto de GranadaHoy

El cuerpo de Salvador Vila (1904-1936) lleva 80 años enterrado en una fosa común en el barranco de Víznar. El rector de la Universidad de Granada fue fusilado en la madrugada del 23 de octubre de 1936, le quitaron la vida e intentaron borrar su memoria. No fue hasta la Transición cuando se pintó el tradicional cuadro que la Universidad hace de cada rector, aunque con un letrero en el que se decía que «cesó en su cargo el 23 de julio de 1936». Sin más. Ya en 2005 la placa fue sustituida por otra en la que se especifica que «fue fusilado por sus ideas y sin procedimiento legal el 23 de octubre de 1936 en Víznar».

Uno de los intelectuales que impulsó que Salvador Vila tuviera su retrato en el Hospital Real, el decano de Derecho José Manuel Pérez-Prendes, publicó previamente en 1976 un artículo en el que recuperaba la historia del rector fusilado, tras lo que recibió diversas amenazas de muerte para él y sus hijos, una de las razones de peso para dejar Granada y establecerse en Madrid.

A diferencia de Federico García Lorca, cuyo asesinato molestó a Francisco Franco por la dimensión internacional del poeta, el rector de la Universidad de Granada fue ejecutado a sangre fría de manera perfectamente planificada por el régimen. Mercedes del Amo, autora de Salvador Vila, el rector fusilado en Víznar, vincula su ejecución con la caída en desgracia de Miguel de Unamuno, con el que mantenía una estrecha amistad.

La sublevación le pilla en Salamanca, donde fue detenido junto a su mujer justo al día siguiente de que Unamuno se reuniera con Franco para criticarle «sus métodos para salvar la civilización occidental». Le pide que libere a algunos amigos que permanecen detenidos y, justo al día siguiente, el rector es apresado en Salamanca junto a su mujer a la vuelta de un paseo. Para Del Amo, las fechas hablan por sí solas. «El 6 de octubre Unamuno habló con Franco, le pidió la libertad de dos amigos y criticó sus métodos represivos, Vila fue detenido el 7 del mismo mes; el día 12, día de la Hispanidad, ocurrieron los sucesos del Paraninfo, cuando Unamuno fue salvado por la propia Carmen Polo, el día 22 el escritor y filósofo vasco es cesado como rector perpetuo por una orden firmada personalmente por Franco y en la madrugada del día 23 es fusilado Vila, cuya vida había permanecido salvaguardada hasta ahora por el maestro y amigo».

Así que fue trasladado a Granada el 9 de octubre, la ciudad de la que procedían los cargos contra un hombre cuyo delito había sido ser rector de la Universidad durante la República. «Hasta finales del 36 no comenzaron a hacerse la pantomima de los juicios, antes los fusilaban sin más», advierte Del Amo. La acusación procedía de las «personas de derechas que estaban en la Universidad». La investigadora señala que «es posible» que entre ellos estuviera Marín Ocete, rector de la Universidad en dos etapas diferentes, antes y después del alzamiento. «El mismo Gallego Morell, hijo del alcalde Gallego Burín, explica que cuando le llamaron para jurar el segundo rectorado estaba defendiendo Santa María de la Alhambra con un fusil a favor de los rebeldes», señala sobre un personaje que también se inhibió en su primera etapa cuando una serie de alumnos de la CEDA y la Falange atacaron a alumnos y profesores republicanos. De los ocho catedráticos que firmaron una moción de censura contra Marín Ocete por estos sucesos «cinco de ellos fueron fusilados» cuando estalló la Guerra Civil.

Salvador Vila murió con apenas 32 años. Ya había estado en la cárcel con apenas 21 años por repartir octavillas contra la dictadura de Primo de Rivera y había sido desterrado a Chafarinas un año después, aunque la pena fue anulada a los 15 días cuando fue indultado por el cumpleaños del rey Alfonso XIII. «Todo esto le hizo muy popular entre los jóvenes universitarios», comenta Mercedes del Amo sobre un intelectual que también había trabajado como traductor de alemán para la editorial marxista Cenit. «Creo que había una brecha entre los intelectual internacionalistas y los tradicionalistas», apostilla.

En 1928 conoció en Berlín a la que luego sería su mujer, Gerda Leimdörfer, hija del redactor-jefe del principal periódico judío de Berlín, el Berliner Zeitung am Mittag. Tras ostentar diversos cargos en Baeza y Madrid llegó a Granada en 1933, año en el que obtuvo la cátedra de Cultura Árabe e Instituciones Musulmanas de la Universidad de Granada. En 1934 pasó a ser profesor de la Escuela de Estudios Árabes de Granada y, en diciembre de 1935, tras la marcha de Emilio García Gómez a la Escuela de Estudios Árabes de Madrid, asumió la dirección. En 1936 fue representante de la Facultad de Filosofía y Letras en la Junta de Gobierno de la Universidad de Granada y el 22 de abril de 1936 fue nombrado rector interino.

Los padres de Gerda Leimdörfer, la mujer del arabista, tuvieron que huir de Alemania por estas fechas y acabaron refugiándose en la casa del rector, aunque al poco detuvieron a una amiga de Gerda en Granada que era novia de Alfredo Rodríguez Orgaz, el arquitecto municipal. «Estuvieron detrás de él y como no lo le encontraron fusilaron en Víznar a su novia, una mujer que apenas sabía ni hablar español».

Y aunque «carecía de legitimidad», el comandante Valdés le cesó de su cargo el 24 de julio. Al poco, Gerda Leimdörfer fue acusada de espía rusa y acabó con sus huesos en la cárcel de mujeres. Finalmente fue liberada por la intercesión de Enrique Gómez Arboleya, que tuvo la osadía de presentarse en el despacho del comandante Valdés aunque este tenía un cartel en su mesa en el que decía que cualquier persona que fuera a pedir clemencia por un detenido tendría una multa de 150 pesetas.

Con su marido asesinado fue obligada a bautizarse para salvar la vida con el nombre de María de las Angustias. Finalmente consiguió escapar a Londres y recuperó su identidad. El hermano de Gerda también fue detenido por llevarle comida a la cárcel y «gracias a los oficios del cónsul alemán» la familia Leimdörfer fue deportada. Rudolf consiguió escapar a Argentina y los padres llegaron a Austria a trabajar en una multinacional maderera, pero con la conquista de la Alemania nazi el padre estuvo tres meses en el campo de concentración de Dachau. Gracias a sus buenas relaciones escapó a Inglaterra y estuvo otros tres meses en un campo de concentración mientras investigaban su vinculación con el régimen de Hitler.

Una epopeya que comenzó con el descaro de un hombre que con apenas 21 años dio un paso al frente mientras otros miraban para otro lado. «Le nombraron rector porque la mayoría de catedráticos republicanos estaban metidos en la gran política, parece que quedaba poca gente de izquierda en la universidad y, además, con el clima que había en las aulas no era el mejor momento de aceptar este cargo de responsabilidad que él asumió por su compromiso con la República», concluye Del Amo.

Unamuno en Becedas

La Casa de las Conchas acogió la conferencia “Unamuno en Becedas“ el día 20 de octubre impartida por el becedeño Jesús Gómez Blázquez, todo un enamorado de su pueblo y un experto conocedor de las huellas que dejó el pensador vasco en este pueblo serrano.
D. Miguel veraneó en Becedas los años 1931-1933, pero no sabemos muy bien cuando fue la primera vez que visitó el pueblo serrano. Sus primeros contactos fueron a través de la familia Cuervo, especialmente D. Carlos que era profesor en la Facultad de Medicina y con la finca “La salamanquinas” propiedad de una amiga de Unamuno y de su marido Juan Vicens, conocido bibliotecario.
La finca sería lugar de encuentro para intelectuales de la época como Buñuel, García Lorca, Ramón J. Sender, entre otros. Las tertulias en dicha finca tendrían lugar hasta 1936.

Becedas es un apacible remanso de paz para D. Miguel, la primera mención por parte del intelectual fue en “Por Tierras de Portugal y España”.
Definía su paisaje como netamente teresiano, pues Santa Teresa vivió en el pueblo tres meses, allí se repuso de los problemas de salud que le aquejaban. Teresa está en los escritos y en el pensamiento del escritor. En Becedas Unamuno buscaba a Teresa.
“Paz y sosiego se respiraba en el pueblecito serrano. Su entorno paisajístico las huertas, las fuentes, el arroyo, todo le ayudaba a meditar en un silencio casi místico. D. Miguel anhelaba respirar aire puro y a pleno pulmón”.
De los escritos de Unamuno se desprende su amor a Becedas, en ellos hace espléndidas descripciones de su paisaje: ”Becedas donde el campo es una metáfora”, “Becedas un paisaje que el Señor se detuvo a adornar”, “Su paisaje es un cuadro que enseña como un libro y aún más y mejor”, “Allí donde todo se humaniza y se diviniza”, “En la torre la esquila duerme y la cigüeña sueña”.

Jesús Gómez recurre al anecdotario del pueblo para trazar las huellas que el pensador dejó en Becedas y en sus gentes. Definen a D. Miguel así: ”Silencioso y retraído”, “huraño y hosco”, “aspero y esquivo”. Le recuerdan ceñido a su ropaje oscuro y con su singular binóculo. Como un hombre de costumbres fijas al que le gustaba pasear por la calle Mayor oyendo correr el agua, aguas vivas de los arroyos frente a las aguas muertas de las fuentes.
Más allá de la muerte Becedas recuerda a D. Miguel. En el año 2003 se le tributó un homenaje, una placa recuerda el paso de tan ilustre intelectual por este pueblo serrano, remanso de paz, al que su presencia engrandeció.
La placa recoge el sentir de Unamuno y dice así:

”Aquí, en Becedas, se me llenaba el alma de la visión de las cimas, de silencio y de olvido”.

Gracias Jesús Gómez por mostrarnos como eran los veranos de D. Miguel en Becedas y donde posó su ojo poético el pensador, podemos decir que nada escapó a su sensibilidad.

Homenaje. Unamuno, Profesor y rector

El jueves 29 de septiembre  tuvimos el honor de homenajear a D. Miguel de Unamuno en el 82 Aniversario de su jubilación.

La Asociación de Amigos de Unamuno se reunió en el Aula Magna de la Facultad de Filología de la Unversidad de Salamanca para escuchar la conferencia: «Unamuno, profesor y rector»  impartida por D. Francisco Blanco Prieto, presidente de la asociación, a continuación se procedió  a la Ofrenda Floral ante el busto de Unamuno realizado por Victorio Macho, en la misma facultad.                  

La ofrenda floral corrió a cargo de  Luis Gutiérrez y Elena Díaz, ambos miembros de la junta directiva de la asociación, las palabras de homenaje las pronunció  Antonio de Miguel Gaspar, que ocupa el cargo de tesorero de la Asociación.

Recordándonos a todos lo importante que fue esta jubilación a nivel Nacional, siendo un acto de despedida sin precedentes, pues se acercó a Salamanca para la ocasión el presidente de la República Niceto Alcalá Zamora, quien hace un elogio de la admirable personalidad literaria y civil de Unamuno y de todo lo que éste representa en la historia contemporánea del pensamiento español.

El 1 de octubre de 1891 llega Unamuno a la ciudad para dar comienzo a sus deberes académicos desempeñando la cátedra de Lengua y Literatura griegas.

El 29 de septiembre de 1934 se jubila, el catedrático y profesor de la Escuela Salmantina en la que fue maestro de vocación y autoridad altísima, habiendo sido catedrático durante 43 años.

Leer texto íntegro del discurso

    Nos congregamos aquí un año más para rendir homenaje a Miguel de Unamuno en el octogésimo segundo aniversario de su jubilación como catedrático de nuestra Universidad que hoy se cumple, junto al busto de Victorio Macho y  en la escalera que tantas veces subió para dar clase en las aulas del claustro superior.

     Es obligado recordar que hace 82 años se le rindió en este mismo lugar un homenaje como nadie lo ha recibido en Salamanca a lo largo de toda la historia de la ciudad, ni si quiera cuando el príncipe Felipe, hijo del emperador, cuando aquí se casó a los 16 años de edad con su prima María Manuela de Portugal.

     Homenaje a Unamuno que duró dos días y tuvo carácter nacional, con la Tuna Escolar alegrando las calles salmantinas; cerrados los comercios, engalanados los balcones; iluminados los escaparates; militares tocando dianas y retretas floreadas; banderas ondeando en todos los centros oficiales; militares vestidos de gala y toda la ciudad participando en el festejo y actos sociales, religiosos y académicos que tuvieron lugar aquel 29 de septiembre de 1934.

     A media mañana de ese día llegaron a la ciudad el Jefe del Estado Alcalá Zamora y el Presidente del Gobierno, Samper,  acompañados de los ministros: Pita, Villalobos, Rocha, Cid, Iranzo y Del Rio, que fueron cumplimentados por el Gobernador, Friera, el alcalde salmantino, Prieto; el alcalde de Madrid, Rico; el teniente alcalde de Bilbao, Iturrino; los diputados: Gil Robles y Casanueva; los rectores de Santiago, Zaragoza, Granada, Murcia, Valencia, Madrid, Barcelona y Sevilla. Añadiéndose a esta comitiva oficial, relevantes amigos de D. Miguel, como Hipólito R. Pinilla, Maura, Eduardo Ortega y Gasset, Victorio Macho, Enrique Esperabé, Borreguero, Población, José Camón, Cesar Real, Cañizo, Gregorio Marañón y Giral. Asistió también el rector de la Universidad de Coimbra en representación del gobierno portugués, junto con todos los decanos y profesores del Estudio, autoridades locales y representantes de los diferentes partidos políticos.

     Entre los actos oficiales celebrados durante aquella jornada caben desatacar  el que tuvo lugar en el Ayuntamiento donde se descubrió una lápida en su honor, viéndose Unamuno obligado a saludar desde el balcón, junto a Alcalá Zamora, a todos los salmantinos, tras pronunciar un discurso.

     A continuación se celebró un banquete de gala en la Diputación, antes de la fiesta de arte hispano-portuguesa que tuvo lugar a las 4 de la tarde en el Palacio de Anaya, donde cantaron varias corales y se recitaron versos previos a la inauguración de la exposición de pintura de Gallego Marquina. Finalmente a las 9 de la noche, dio un concierto en la Plaza Mayor la Banda Municipal de Madrid, y mientras cenaban en el Ayuntamiento, la compañía argentina Rivera de Rosas estrenaba en el teatro Coliseum la adaptación de la obra de Unamuno «Todo un hombre»

     Comenzaron los actos del 2º día, domingo 30 de septiembre, a las 10 de la mañana con una misa en las Jesuitinas antes de ir al Paraninfo con togas y mucetas para el acto académico, donde Unamuno pronunció su discurso jubilar del que extraemos solamente los párrafos más significativos, por su singular interés, aconsejándoles a todos ustedes su lectura completa:

     Día a día he venido labrando mi alma y labrando la de otros, jóvenes, el oficio profesional de la enseñanza universitaria y del aprendizaje. Que enseñar es, ante todo y sobre todo, aprender. (….)

     Querer es sentir, sentir es pensar y pensar es hablar, hablarse uno a sí mismo y hablar a los demás, y con Dios, si lo logra. Convivir es consentirse, y consentirse es entenderse unos a otros, comprenderse.

     Y mis últimas palabras de despedida, compañeros de escuela, maestros y estudiantes, estudiosos todos: Tened fe en la palabra, que es cosa vivida; sed hombres de palabra, hombres de Dios, Suprema Cosa y Palabra Suma, y que Él nos reconozca a todos como suyos en España. ¡Y a seguir estudiando, trabajando, hablando, haciéndonos y haciendo a España, su historia, su tradición, su porvenir, su ventura! Y ¡adiós!

     Al terminar de leer el discurso, cuyo texto impreso se distribuyó en los estrados académicos, don Miguel dio lectura a unas cuartillas que llevaba como remate o colofón, comenzando por recordar los dolorosos sucesos del viernes de dolores, 2 de abril de 1903, en que la Guardia Civil mató a dos estudiantes de esta Universidad con disparos de máuser:

                 Y ahora, estudiantes míos, tengo que deciros otra cosa. Sería congojoso que os ejercitarais en el abuso de las armas de fuego – o de las llamadas blancas- y que las escondierais en el mondado libro de matute, pero más congojo será que os dejéis ganar del ejercicio de otras armas peores.

     Me refiero a la calumnia, la injuria, la insidia y el insulto de que tanto empiezan a abusar vuestros mayores. Salvadnos, jóvenes, verdaderos jóvenes, los que no mancháis las páginas de vuestros libros de estudio ni con sangre ni con bilis. Salvadnos por España, por la España de Dios, por Dios, por el Dios de España, por la Suprema Palabra  creadora y conservadora. Y en esa Palabra, que es la Historia, quedaremos en paz en uno y en nuestra España universal y eterna.

     Al terminar el discurso, Filiberto Villalobos leyó el Decreto que nombraba a Unamuno Rector Vitalicio del Estudio, se creaba la Cátedra Miguel de Unamuno y se le daba el nombre del personaje al Instituto de Bilbao, firmado ese día por el presidente de la República y publicado en el Diario Oficial número 275, de 2/10/1934.

     El Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Filiberto Villalobos, dispuso que el contenido del discurso fuera publicado en los tablones de anuncios  de todos los centros de enseñanza de España, y que del mismo se hiciese una tirada aparte costeada por su Departamento, con el título de La última lección de D. Miguel de Unamuno.

     Concluyó el acto con unas elogiosa palabras del Presidente de la República, diciendo que Unamuno representaba lo más alto de la intelectualidad española.

     Desde allí vinieron todos al lugar donde nos encontramos para inaugurar el busto que hizo a Unamuno en Hendaya el escultor Victorio Macho, adquirido por suscripción popular. José Ramón Camón Aznar, catedrático de arte, hizo la glosa correspondiente, antes de que todos desfilaran por delante de la estatua, menos Unamuno, porque, como dijo:

     Tengo que sacudirme el mito,  ¡Cosa fatídica esta! y ese mito, que cuando uno alcanza gran popularidad nos faja y ciñe y aprieta; que terrible cárcel broncínea es. Más de un hombre público y popular se ha sacrificado a su mito y por no contradecirlo se ha contradicho íntimamente. ¡Ay del hombre que se dispone para estatua!. En ella se recocerá a fuego espiritual lento como si lo tostaran en el Toro de Fálaris.

     Luego participaron en el banquete que tuvo lugar en este mismo Palacio de Anaya, servido por el Novelty, siendo entretenida la sobremesa por la tuna universitaria, antes de salir para la fiesta en la plaza de toros, donde participaron la banda municipal de Madrid y los coros portugueses.

     A las 5 de la tarde partió hacia Madrid el Jefe del Estado con todo su séquito, acudiendo Unamuno por la noche a una reunión con antiguos alumnos, que le ofrecieron una cena en el restaurante de la Viuda de Fraile.

     Finalizado el simpático homenaje, Unamuno marchó a su casa para preparar el viaje que haría al día siguiente a Las Batuecas, en el coche Balilla de Ara, con Cañizo y Puyol.

    • Interesante artículo  de opinión rescatado del periódico «El Tiempo» (Bogotá, Colombia)  publicado el 10 de octubre de 1934

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Miguel de Unamuno. Retratos. La eternización de lo momentáneo

Muy interesante ha sido la conferencia sobre los Retratos de Unamuno impartida por Marta García Gasco, becaria de la Casa Museo Unamuno y Vocal de la Asociación de Amigos de Unamuno de Salamanca.
De su mano pudimos hacer un recorrido por los retatos del escritor y conocer la estrecha relación que los diferentes artistas tuvieron con don Miguel, con el que mantuvieron relación epistolar. Por medio de las cartas podemos saber de la admiración y el afecto que sentían por el pensador.
Muchos de estos cuadros y esculturas se encuentran en la Casa Museo, otras se hallan fuera de Salamanca.
El empeño de Marta Garcia es dar con el paradero de los retatos de D. Miguel, algunos los ha localizado ya.
Unamuno es el escritor más retratado, constatamos con ello que era fuente de inspiración tanto para pintores como para escultores y caricaturistas.
El escultor Victorio Macho, le realizó un busto de bronce y granito que luce en la facultad de Filología.
Cuando Unamuno vio el busto dijo: «Me vi en yeso, sentí frío, sentí el peso del vacío».
Caricaturistas de la época como Bagaría, encontraron también en Unamuno, inspiración. En 1923 le realizó una caricatura en que representa a Unamuno como a Hamlet, de ella dirá D. Miguel que es: «un águila lechuza o una lechuza águila».
Estas caricaturas saldrían en periódicos tanto nacionales como extanjeros como Le Figaro.

Desde la Asociación queremos dar las gracias a Marta por el trabajo realizado y por esta conferencia tan interesante que ha tenido a bien compartir con todos los unamunianos y le animamos a que siga investigando sobre este tema pues sus conclusiones nos servirán a todos para conocer mejor al escritor

Jornadas: Unamuno y la Medicina

Los días 4, 5 y 6 de Mayo, se han realizado en el Colegio de Médicos de Salamanca, las jornadas “Unamuno y la Medicina”. Fueron presentadas por Manuel Gómez Benito, Presidente del Colegio de Médicos de Salamanca y actuó como moderador de las mismas D. Juan Antonio González  González , Presidente de Honor de la Real Academia de Medicina de Salamanca.
Desde este espacio queremos desde la Asociación de Amigos de Unamuno daros las gracias por vuestra disponibilidad y por vuestro trabajo de presentación de las mismas.
Esto es lo que en líneas generales dieron de sí estas jornadas, que como siempre nos ayudan a conocer mejor a  D. Miguel de Unamuno, intelectual del que queremos saber más y mejor. Gracias a quienes lo hicieron posible.
El miércoles día 4 de Mayo, tuvo lugar la conferencia: ”Unamuno y la Medicina” impartida por Consuelo del Cañizo Fernández Roldán, nieta de D. Agustín del Cañizo, amigo íntimo de D. Miguel.
Su conferencia versó sobre la relación de Unamuno con la ciencia, con la medicina, y su idea de la vida y de la muerte.
Para ello la conferenciante rastreó entre las novelas de D. Miguel, haciendo hincapié en: ”Amor y Pedagogía”, “Niebla”, ”La tía Tula” y “Abel Sánchez”. Donde por medio de la opinión de los personajes nos podemos hacer una idea del sentir y del pensar de Unamuno a cerca de los temas que nos ocupan.
El día 5 de Mayo, asistimos a la conferencia: ”Amigos médicos de Unamuno”, impartida por Agustín del Cañizo Álvarez, nieto de Agustín del Cañizo, amigo íntimo de D. Miguel.
Podemos decir que ciencia y cultura unía a este grupo de amigos. Entre los que podemos citar a los más relevantes, entre los que se encuentran: Agustín Cañizo, Casimiro población, Filiberto Villalobos, Hipólito Rodríguez Pinilla, Casto Prieto, etc.
Con ellos compartió D. Miguel ratos distendidos en tertulias y confidencias, pues contaba entre ellos a  su médico de cabecera Rodríguez Pinilla.
 Agustín del Cañizo era un médico avanzado para su época, con él mantuvo una estrecha amistad, lo esperaba en su consulta, hacían excursiones por la sierra de Francia. Era de conversación amena y hacía reír a Unamuno.
Fueron amigos fieles, Cañizo estuvo muy cerca de la familia de D. Miguel cuando éste estaba en el destierro. Hubo entre ellos una interesante relación epistolar que fue destruida por parte del médico, pues el grado de confidencialidad que en ellas había era muy grande.
También citamos entre sus amigos médicos al ginecólogo Casimiro Población, quien fue a buscarlo en su coche a Valladolid cuando Unamuno regresó del destierro en 1930.
Casto Prieto, mantuvo con D. Miguel una amistad que le vino más por el mundo de la política, pues fue Alcalde de Salamanca y vilmente asesinado por el régimen.
Te invitamos a leer la conferencia: 'Los amigos de Unamuno' - Cedida por Prof. Dr. Agustín del Cañizo Álvarez
CONFERENCIA

LOS AMIGOS MÉDICOS DE D. MIGUEL DE UNAMUNO

 

Prof Dr. Agustín del Cañizo Álvarez

Catedrático de la Facultad de Medicina

Hace un par de años, recibí información sobre la organización de esta Asociación de Amigos de Unamuno. Venía del mejor biógrafo de D Miguel. Francisco Blanco. Me pidió una lección de mi abuelo; impartida en Zaragoza el ‘43, cuyo título traducía la personalidad de D Agustín del Cañizo García. ‘De cómo las enfermedades pueden complicarse con el médico’. Después vino la propuesta para impartirles esta charla. Para mí, fue un honor. Lo agradezco de corazón, aunque me coloca en una situación apurada y difícil.

 

            Entonces… Yo. Nieto del eminente catedrático de Médica, escuché desde mi infancia la amistad. Eterna amistad, entre D Miguel y D Agustín. Oí varias anécdotas. Citar, por tanto, a mis proveedores fundamentales de información. Mi tía Chelo y el Dr José Morán Gutiérrez. Este último, que nunca fue viejo. Todos mis sábados disponibles, me acercaba al Hotel Condal de la Plaza de Santa Eulalia, donde siempre lo encontraba a la ‘hora del café’. Aquellas citas fueron, para mí, enriquecedoras. Pepe Morán recordaba todo. Fue un hijo para mi abuelo y para él, D Agustín, un padre. D José siguió a mi abuelo a Madrid. Compañero de curso desde el Bachiller, de Agustín. Mi tío. Contaba, que prácticamente vivía en su casa. El domicilio de los Cañizo fue su hogar. Le ayudaba en el consultorio y en la Facultad y además ejercía de practicante a domicilio para administrar inyectables a los enfermos de mi abuelo. Convivió con mis tíos como un hermano más. Tenía un gran sentido del humor y un día me dijo. Yo le vi el culo a la mujer de Besteiro. Sufrió una bronconeumonía allá por el ’34 y me harté de pinchar sus nalgas.

 

También relataba que D Agustín se trasladó a Carmona para visitar a D Julián Besteiro. Teniendo en cuenta que este político murió en aquella prisión en septiembre del ’40, mi abuelo fue capaz de acudir al llamado de su amigo. Esto traduce su gran sentido de la amistad y valentía. Téngase en cuenta que esas fechas su proceso de depuración estaba muy reciente. Aun así, en su Morris, acompañado de su hijo Manuel y de Morán, viajaron al pueblo sevillano en agosto del ’40; avisado por Dolores Cebrián, esposa del antiguo Presidente de las Cortes. El conductor del vehículo fue mi padre. D Casimiro. El único de la familia que aquellos días disponía de permiso para conducir. Pepe Morán relataba aquel viaje con todo detalle. Solamente permitieron la entrada a mi abuelo y según Pepe, D Agustín, salió muy entristecido.

 

Una ocasión, hablando de D Miguel. Decía: Tu abuelo y Unamuno iban delante. A veces D Miguel silencioso; pero difícil era estar callado con tu abuelo. Era simpático a más no poder y notábamos como Unamuno reía con la conversación. Les seguíamos; casi adolescentes tras dos grandes personajes. Jamás se nos ocurriría caminar a su lado. Se apreciaban mucho. Juntos se les notaba felices y contentos. Con él y con sus hijos me hice hombre. Y luego el cine. Tu abuelo fue un gran aficionado al cine. Tanto es así que todos los días disponíamos de la fila 8 del Liceo. Para Cañizo y amigos. Me hice médico por él.

 

            Otro prócer, para mí, de información: D Darío Carrasco Pardal. Con brillantísimo expediente académico y encargado de cátedra al trasladarse, D Agustín, a Madrid. Darío apadrinó a mi hermana Dolores. Darío fue considerado en casa como de la familia. Darío fue depurado. Expulsado de la Universidad y de la Beneficencia y estuvo preso. Como siempre las revoluciones, pregonando libertad, liquidan a los liberales y dejan a esas personas, libremente indignadas[1]. Como apuntó Miguel Torga para aquella revolución portuguesa de los claveles. Darío murió el 5 de octubre del ’77 y le recuerdo en un montón de reuniones familiares. Disponía de una enorme cultura y su expresión verbal era riquísima. Recuerdo, durante la celebración de una onomástica de mi padre; un cuatro de marzo, quizá el ’74, salió a colación D Miguel y Darío, muy serio, sentenció: Ya ves, Casimiro, como es Salamanca. Si cualquier ciudad del mundo dispusiera de un personaje como Unamuno se le veneraría. Ahora empiezan a conocerle con tanto homenaje póstumo. Sí –replicó mi padre- Y con tanta lápida y placa tendremos España como la Sacramental de San Justo. Idea similar a la anotada por Francisco Blanco en su Diario Final. Fue para mí D Agustín –decía- tan larga la convivencia que resultó ser una prolongación de mi propia familia. Darío hablaba sobre mi abuela. Doña Consuelo. La mujer más bondadosa y caritativa que conocí. Fue la señora buena –escribe en el Libro Homenaje- que con tanta amabilidad, modestia y sencillez, supo personificar las virtudes de comprensión, cordialidad y auténtica hospitalidad; proverbiales en la familia Cañizo. Siempre fue la compañera ideal del maestro y reciba ella mi más profunda gratitud.

 

            Mi tía Consuelo hablaba de D Miguel bastantes veces. Almorzaba con ellos a menudo. Eran medio vecinos de la calle Zurbano, pues Salomé y su marido tenían el domicilio muy cerca, en el  nº49. Mi abuelo en el 28. Fue mayor que mi padre y recordaba muchos detalles. Cuando D Miguel venía a Madrid siempre llegaba a casa. Hubo una relación epistolar entre mi abuelo y D Miguel. Cartas destruidas por mi tía alegando ‘demasiadas confidencias íntimas’. Según ella. Enfermedades y problemas de familia. Que mejor la gente no se entere. Así me lo manifestó ella misma cuando reclamé la documentación. Me la pidió Pablo; nieto de D Miguel y catedrático de Dermatología. Seguramente eran pocas las cartas. D Agustín no parece que fuese proclive a guardarlas; fácilmente las rompería después de leerlas y respondería por teléfono.

 

            Aquellos almuerzos en Zurbano 28, no se limitaban a la familia. Recuerdo escuchar a mi padre no acordarse haber comido en su casa sin algún invitado. Siempre tenían gente. Llegaba D Miguel y esperaba a que D Agustín finalizara la consulta. Mi tía Chelo contaba, que en una ocasión, coincidió con Carlos Arniches, el autor de D Quintín el Amargao, entre otras obras; y ella y mi abuela, hasta la llegada de D Agustín, les pusieron a jugar a los naipes. Quiero imaginar a ambos escritores cortando la baraja. Esta anécdota demuestra la confianza con la que D Miguel era tratado y recibido. Otra cosa es, si disfrutó con la partida.

 

Sabemos, que D Agustín vino a Salamanca antes de la muerte de Doña Concha. Quizá por hablar con D Miguel. Sé, por mis tíos, que la esposa de Unamuno sufrió un infarto cerebral. Mi tío Agustín, contaba, haberse encontrado en la Plaza Mayor. D Miguel, exclamó: Vaya con esas bestias de Mussolini y Hitler. Todos los acompañantes de Unamuno desaparecieron. Se disolvieron. Es seguro que visitó a Doña Concha. Expresamente llegó desde Madrid para eso. Debió ser el ’34. Y vino a Salamanca varias veces.

 

            Mi abuelo fue un médico muy avanzado para su tiempo. Siempre en la vanguardia del progreso, dominó toda la ciencia médica del momento y al completo. Y D Miguel contó con la amistad de grandes maestros. Médicos extraordinarios. Hablemos de D Antonio Trías Pujol, catedrático de Cirugía. De D Casimiro Población Sánchez, de Ginecología. De D Godeardo Peralta Miñón, de Anatomía y ORL. Especialidad, la mía, entonces aún naciente. De D Adolfo Núñez, de Histología y Anatomía Patológica. El leucocito; apodo aplicado por los estudiantes del momento. Añadimos la figura de D Hipólito Rodríguez Pinilla. Dos más fueron Filiberto Villalobos y Casto Prieto. El último, asesinado en los primeros meses de la guerra civil. Simples burgueses que jugaban a ser progresistas; palabras de Largo Caballero. El resultado fue de aterrados, desterrados y hasta enterrados, como define Marc Blanco. Forman este grupo los clasificados por Blanco Prieto como ‘amigos del asa’ o íntimos y con los que tuvo gran confianza. Los denominados de forma peyorativa ‘coro de doctores de Fedra’: Cañizo, Población, Pinilla, Peralta, Prieto, Trías, Salcedo y Villalobos.

 

D Agustín fue discípulo de D Manuel Alonso Sañudo, catedrático en San Carlos y quizá su alumno predilecto, tal como cuenta D Misael Bañuelos por el trato de este hacia D Agustín. Según D Misael, era un magnífico conversador y los diálogos con él fueron siempre entretenidos y amenísimos, disfrutando de una gran facilidad para referir cuentos y chistes, que nos arrancaban la risa franca y en algunas ocasiones la carcajada. Simpático a más no poder, como contaba Pepe. Fue D Manuel el médico más prestigioso de Madrid. Pepe decía. Cuando tu abuelo hablaba de Sañudo se emocionaba. Le admiró sobremanera y siempre le estuvo muy agradecido. Además, tu abuelo estuvo dos veces en Alemania. Creo que el ’11 y el ’13 y nos trajo dos cosas muy importantes: Los Rayos X y el ECG que entonces fue derivado del Galvanómetro de Einthoven. Este tipo fue Premio Nobel de las letras: Pero solo de la P, de la Q, de la R, de la S y de la T. A Pepe Morán no le faltaba humor; con el resto del abecedario nos hubiera ofrecido hasta una novela. Esta coletilla la añadía tu abuelo en la clase correspondiente. Y su descripción del angor pectoris. Era magistral y literaria. Ningún alumno de la época puede olvidarla. Decía así: Constituye el angor pectoris o angina de pecho un acontecimiento dramático. Escuchara el relato angustiado de un hombre, en la madurez de su existencia, como después de una cena o marcha apresurada, se vio presa de un dolor atroz e inmovilizante que estrangulaba su pecho como una diabólica garra de acero; su forzada quietud alivió el dolor; pero mientras duró sintió pasar, junto a sí, el hálito helado de la muerte. Y esa solemne advertencia tendrá ya, para quien lo relata, un valor de eternidad.

 

Ah¡ Y no te conté mi viaje a Berlín. Tu abuelo me mandó a Alemania y le obedecí. Pagó todos los gastos. Estábamos tu tío y yo en un bar, cuando entraron los camisas pardas. Me levantaron en volandas hasta meterme en una camioneta. Terminé en una habitación de paredes cementadas y triste. Nunca supe alemán. Ich Spanien. Ich Auslander. No llevaba el pasaporte. Tu tío, dominando muy bien el idioma, se enteró donde estaba. Se presentó con la documentación y me soltaron. Ya ves mi pinta y color de piel. Me tomaron por judío. Fueron los de la SA. Regresé a Madrid de inmediato y gritando ¡Viva el Rey!

 

Alemania fue en la época la Meca del saber médico. Parece ser que D Agustín recibió las primeras clases de alemán de D Miguel; igual que D Casimiro. No sabemos nada de sus estancias en tierras tedescas, pero sí la carta de recomendación de D Miguel: Desea visitar Alemania y hablar el idioma, escrito a la JAE. Conocemos que la traducción del libro sobre ‘Enfermedades del Corazón’ de McKenzie fue traducido por ambos del inglés. Este autor publica el libro en 1908 y es considerado uno de los fundadores de la Cardiología. Antes había publicado ‘Estudio del Pulso’ [1902] y ‘Cardiopatías y Embarazo’ [1919]. D Agustín fue un experto en ese tema y destacó siempre en la interpretación del pulso, la auscultación y percusión; Botella Llusía en su Manual de Obstetricia y Ginecología cita a mi abuelo como primer descriptor de los problemas de la mujer embarazada en relación a las enfermedades cardiacas.

 

            El conjunto de personalidades  que siempre acompañó y veneró a Unamuno, sufrió tristezas y pesares. Desavenencias y hasta desgracias. Pero es mejor recordarles en sus alegrías. En sus grandes satisfacciones; valorando su forma de ser. En su lifestyle, como dicen ahora. Inventaron el output weekend. Las excursiones y salidas de fin de semana. Dos automóviles disponibles. El de D Agustín y el de D Casimiro. El chófer. Miguel. Seguía su caminar. Iba de apoyo con la merienda. Ellos, caminando por los caminos y senderos de La Alberca, toparon con un aldeano. Y quienes son Vds. les espetó. Somos Miguel de Unamuno y Agustín del Cañizo. Vaya… Respondió. Y yo soy el gobernador. Si fuesen Vds. quien dicen ser; menudo coche traerían. El auto iba tras ellos. Bastantes veces les acompañó Antonio Trías. Ahí está la tan difundida foto en el Monasterio de la Peña de Francia y que encabeza el programa de esta sesión. Pero si nos fijamos, vemos a mi abuelo y a D Miguel con botas; calzado para caminar, mientras que D Antonio está con traje y corbata, como demasiado elegante para subir a pie desde la Fuente de la Buitrera.

 

            D Miguel y mi abuelo hicieron muchas excursiones juntos. Ambos amaban la naturaleza y el campo. Así D Miguel veraneaba en Candelario y mi abuelo en el Castañar. Subieron al Calvitero y al Almanzor. Pasearon la Alberca, las Batuecas y la Peña de Francia. Se acercaron al lago Sanabria, a Cuenca y Segovia. Recorriendo juntos todos los altos y llanos de Castilla. Tía Chelo me relató un viaje a Portugal.

 

            Es mejor el optimismo y mirar las cosas desde su mejor lado. La época que les tocó vivir no fue la mejor. Mental y socialmente fueron liberales. Liberales decimonónicos, como apunta Stanley Payne en su prólogo para las Memorias de Alcalá Zamora.  Formaron parte de una brillante burguesía intelectual que terminó destruyéndolos. Soportan y sufren el directorio militar, resultado de la ‘revolución de las espadas’. La corriente política de moda fue el totalitarismo con el vector de restaurar el orden social. El principio físico de acción y reacción, provocado por el bolchevismo ruso. Todos los historiadores reconocen que la ‘gente estaba harta’. La violencia de aquellos días. La quema de Iglesias. Cavilo sobre eso. ¿Cómo verían aquellos sucesos D Miguel y D Agustín? Ambos simpatizantes con la «Agrupación al Servicio de la República», dirían con Ortega (su promotor) Esto no es. Esto no es. Como clamó el filósofo.

 

El día del estallido de la guerra; D Agustín se encontraba, con la familia, en Rio Frío. Reserva Estatal. Llegó uno de los guardas para comunicarles la sublevación del ejército de África. Con ellos se encontraba D José Antón Oneca. Fue a Segovia de fin de semana y su estancia en Muerte y Vida, 4, duró tres años. Hasta el fin de la contienda. Mi padre recordaba la guerra en Segovia. A D José le ingresaban en la cárcel. Hablaba mi padre con el gobernador civil… y le sacaban… Pero casi siempre en casa, en régimen de prisión domiciliaria. Cuando estaba preso fui el encargado de llevarle la comida a la cárcel. Igual hicimos cuando fue condenado a trabajos forzados en la carretera de Toledo; no recuerdo, como dicen, que estuviese en el Valle de los Caídos. Yo conducía el Morris, y tu abuelo le entregaba los almuerzos y le deparaba ánimos y una buena conversación. Esta información fue corroborada por D José durante el banquete de boda de mi primo Manolo. Me salvó la vida y el alma. Afirmó.

 

            Al término de la guerra D Agustín regresó a Madrid donde le aguardaba el proceso de depuración siendo acusado  de ‘ser izquierdista y amigo de los más destacados universitarios que prepararon la revolución marxista’, según reza el informe redactado por Fernando Enríquez de Salamanca, presidente del tribunal depurador junto a Valentín Matilla y Leonardo Peña. Se le echó en cara ser amigo, además, de izquierdistas como Unamuno y Giral; y desde Salamanca llegó otra delación acusándole de pertenecer a la masonería; vino de un médico salmantino cercano a Franco. Callo el nombre por ser conocido en la ciudad. Hubo amigos que le defendieron a capa y espada, destacando entre ellos D José Estella y Bermúdez de Castro; brillante catedrático de cirugía. Formó parte como afirma Francisco Sierra del exilio interior; este hecho marcó a mi abuelo para siempre y se relacionó poco con el resto de los compañeros, exceptuando el citado Estella y D José Casas. Ambos, siempre se consideraron discípulos suyos aunque el último, también represaliado, fuera alumno de D Misael. Pepito y Pepe; como D Agustín cariñosamente se refería a ellos.

 

            Aunque las líneas precedentes no tienen casi relación con Unamuno; fueron leídas para hacerles ver la personalidad de D Agustín. Su forma de ser. Su lealtad y gran cariño. Su enorme bondad y campechanía. Su generosidad y valentía. El año ’92, llegó un paciente de mucha edad, a nuestro consultorio. Antes de tomarle datos dijo. ¿Es Vd. nieto de D Agustín? Si es Vd la mitad de bueno que él; será el mejor médico de España. Me sorprendió la afirmación y le pregunté. La explicación fue la siguiente: Su abuelo visitó a mi padre; entonces muy enfermo. Llevaba sin trabajar meses y nuestra economía era muy pobre. D Agustín le visitó y trató. Mi familia no tenía recurso alguno y nos enfrentamos a los gastos de farmacia. Pero su abuelo, que se dio cuenta de nuestras necesidades, debió hablar con el boticario, pues no cobró nada. Además no pasó los honorarios de su consulta y visitas, que fue de varios días. Hasta su curación. Mi padre murió viejo. Nunca olvidaremos aquello. Recuerda algo a Giuseppe Moscati, hoy santo y venerado en Nápoles. Coetáneo de mi abuelo.

 

            Sobre D Agustín hay varios comentarios de este tipo. Castilla del Pino en su Pretérito Imperfecto; cuenta que siendo alumno interno en su cátedra, D Agustín se presentó un domingo en la sala. Pidió a la monja que vistiera a un niño segoviano allí ingresado y se lo llevó a la sesión matinal de un cine cercano. Otra historieta contada fue que, por lo visto fue avisado para visitar a un enfermo. Se calló de un carro y quedó medio tonto –le dijeron- Vamos a ver… Vamos a ver, quizá quedase mejorado y antes del golpe era tonto entero. Lo diría con su gracia y humor, aunque seguramente con expresión de tristeza.

 

Debió ser persona de extrema bondad. Caritativo. Formando parte de aquellos caballeros de su generación. La que fue nuestra Edad de Plata. Ciencia y Cultura se unieron en su persona. La primera por el estudio y su afán de superación; la segunda por su padre: D Juan del Cañizo y Miranda. Gran humanista y al que D Miguel le dedicó elocuentes palabras en el Homenaje con ocasión de su traslado a Madrid. Se expresó D Miguel, quizá en los postres del banquete. ‘El maestro que es Cañizo se lo debemos a un hombre; a un español y a un maestro. A su padre. A D Juan del Cañizo que es a quien quiero hoy rendir homenaje. Tuve la suerte y la honra de conocer a aquel varón ejemplar; sencillo, modesto y todo corazón inteligente’ Una de sus obras, titulada: ‘Compendio de un plan razonado de Historia Universal’. Fue dedicada a D Agustín. 1897.  D Juan fue licenciado en Teología, Filosofía y Letras y Medicina (tres carreras siguió)  y la dedicatoria fue la siguiente: ‘Querido hijo: Tu vocación te llevó a investigar los secretos de la organización con el escalpelo y el microscopio, en cuyo estudio, por grandes que sean los adelantos modernos y por maravillosos que lleguen a ser los del porvenir; siempre encontrarás un más allá que te hará pasar del mundo de la materia al mundo del espíritu. Yo vivo en la esperanza de que al llegar a lo inexplicable tu razón se refugiará en la sacrosanta doctrina que nos ofrece, como última verdad, la inmortalidad en la presencia de Dios. Que no olvides que esta creencia es mi mayor y mejor deseo, hacia ti. Esto demuestra que fue persona muy creyente; como lo fueron su hijo y D Miguel, aunque sí bastante anticlericales. Liberales decimonónicos.

 

Hubo, desde luego, una gran discreción desde el término de la guerra civil. Todos ellos; me refiero a los míos, silenciaron siempre los hechos de la depuración de D Agustín y de su hijo Jesús. No cabe duda que marcó su actuación profesional. Excepto Jesús, todos salieron de Madrid. Hasta el fin de la era franquista nos comentaron poco. Todos fueron médicos brillantes y excelentes personas; heredando la extraordinaria educación del abuelo. Modestia, Sencillez, Campechanía, Generosidad y Caridad. Como D Miguel se expresó sobre nuestro bisabuelo. Todo corazón inteligente. Esta definición, retrató a su familia.

 

Anteriormente, intenté recopilar recuerdos, hablares y comentarios de mi padre, amigos de mi familia y de la familia. Otros, muy relacionados, como Pepe Morán y Darío Carrasco. Cosas que me contaron… Consulté las obras de Francisco Sierra y Fernando Pérez Peña. Los libros del amigo Paco Blanco y los escritos que gentilmente me pasó. Muchas gracias Paco.

 

            Otro médico amigo fue D ANTONIO TRIAS PUJOL. Les llegó a Salamanca, como catedrático de Cirugía, desde Barcelona, en 1920. D Antonio fue más amigo de D Agustín que de D Miguel y les acompañó en alguna excursión. No obstante, Trías, fue uno de los cirujanos más eminentes de los años ’20. Ocupó cátedra, en esta ciudad siete años. Se ocupó de los avances de la anestesia y de la cirugía torácica. En su CV publicado no se cita sus visitas a Alemania; con los doctores Sauerbruch y Kirschner. Pero fue el primero en usar la cámara de baja presión en cirugía pulmonar para el tratamiento de la tuberculosis. Disponemos de pocos datos sobre las actividades de don Antonio en esta ciudad. Estuvo siete años y regresó a Barcelona, por traslado, como catedrático de Cirugía. Ocupó varios cargos en relación con la Academia y al término de la guerra se exiló a Colombia. Regresó a España el ’56. Vino a Salamanca el ’57, invitado por el Prof Miguel Moraza. Mi padre le visitó en el Gran Hotel. En Colombia no fue bien recibido. No pudo ejercer como docente y quizá la razón para ir allá estuvo causada por un mal consejo. Las escuelas colombianas de cirugía son brillantes. Las conozco bien. Veo a D Antonio operar, de sanatorio en sanatorio, apoyado por el grupo de exilados en Bogotá. Sin embargo, está la Universidad del Rosario; de fundación dominicana y copia exacta de la nuestra. De la USAL. Soy doctor honorario de aquella y no comprendo bien el porqué, habiendo sido, D Antonio, catedrático de Salamanca se le dejó de lado. Fue uno de los mejores cirujanos del momento. Esta duda intentaré despejarla cuando regrese a Bogotá, donde viajo al menos, una vez al año. Sin duda alguna le hubiese ido mejor en México y habría llegado a catedrático de la UNAM; sobre todo porque el grueso de médicos y científicos exilados de la República se afincaron en la nación azteca, donde llegaron a alcanzar los más altos puestos docentes. Como los Giral y Somolinos d’Ardois.

 

            El tercero, importante y gran amigo fue D CASIMIRO POBLACIÓN SÁNCHEZ. Padrino de mi padre y al que debe su nombre. Seguramente fue el ginecólogo más brillante de la época. Viajó a Alemania; como todos. Amplió estudios también en Francia y llegó a dominar ambos idiomas. También visitó los EE UU. Según relata Paco Blanco fue multado con 150000 pesetas por declararse progresista y de izquierdas. Tener en cuenta que ser de izquierdas en la época demostraba simpatía por la República y nada más. Por lo visto el dinero le fue devuelto después de visitar a Zita Polo; hermana de Doña Carmen Polo de Franco.

            Fue otro catedrático de Salamanca que gana plaza en la Universidad Central, sin dejar tener actividad médica aquí donde poseía un sanatorio muy bien dotado; iba y venía muy a menudo. D Casimiro murió joven de un tumor cervical. En 1940, habiendo viajado a París para tratarse, entonces, con curiterapia; estaba naciente la radioterapia, especialidad en la que siempre destacó Francia. Parece ser que fue operado y ese tumor, seguramente una metástasis, según opinión de su ahijado Casimiro; sabemos que visitó a D Antonio García Tapia. Quizá fuese un cáncer de cavum. Esta opinión la compartía con mi tío Agustín, también ORL. Fue enterrado en el cementerio salmantino, como escribe Blanco Prieto, pues solía decir en sus últimos días, tenía más amigos dentro de él, que fuera.

         La relación entre D Casimiro y D Miguel fue grande e intensa. En su automóvil se recogió a Unamuno en Valladolid al regreso de su destierro en febrero del ’30. Le acompañaron varios amigos; entre ellos, mi abuelo. Mi familia siempre afirmó que el coche fue el de D Agustín. Analicé la foto y es el auto de D Casimiro; el que aparece rodeado de una multitud, no es el Chrysler Imperial de D Agustín. Es de color claro y su techo de lona. El de mi abuelo era negro. Puede ser un Horch o un Lincoln del ’25. El cristal delantero está abierto; cosa imposible en el Chrysler; pues ya disponía de calefacción y su capota era metálica. Quizá; seguramente, esa afirmación venga de que sí… Mi abuelo y acompañantes siguieron al coche de D Casimiro hasta Valladolid. Quizá de ahí venga la confusión pues toda la familia juraba ser su coche. Pensemos que todo el coro no cabría en el de Población y se repartieron en ambos vehículos.

         D Godeardo Peralta Miñón, regentó la cátedra de Anatomía I; mientras en la II lo hizo D Casto Prieto Carrasco. Fue D Godeardo un gran profesor y lo que sé procede de mi suegro, D Antonio Alvarez Morujo; D Antonio fue alumno interno suyo y aprendió de él toda la Técnica Anatómica del momento. La disección al agua, la corrosión y las inyecciones vasculares. D Godeardo fue un gran experto. También viajó a Alemania y a Francia. Según mi suegro era un hombre muy bondadoso y muy cordial. Dolido; tremendamente dolido por los sucesos de la guerra civil en Salamanca. Desde entonces, dejó de gustarle esta ciudad, afirmaba D Antonio; y en cuanto pudo salió de ella y pasó a Zaragoza, donde se jubiló en mayo del ’49. Inició un museo anatómico y la disección submacroscópica con lupa. No dispongo de más datos sobre él, pero fue decano y colaboró en el busto de D Miguel del Palacio de Anaya. Amplió, además, las instalaciones de nuestra Facultad. En los Estatutos de la Universidad de 1919, figura como redactor y aparecen dos nombres que tuvieron amistad con D Miguel. Pedro Urbano de la Calle y José Giral Pereira, que a la vez fueron muy amigos de mi abuelo.

 

Su compañero de asignatura tuvo una gran actividad política. D Casto llegó a ser alcalde. Republicano azañista. Sus relaciones con D Miguel siempre estuvieron vinculadas a la política. Se apoyaron y ayudaron. Procedía de la medicina rural y ganó la cátedra de Anatomía el ’27. Los primeros días de la guerra se sintió traicionado, sin poder conocer; pues fue asesinado, el auténtico pensar de D Miguel y su respuesta a la sublevación militar. Este concepto sobre D Miguel pesó en el bando republicano que lo destituyó como rector y le retiró todos sus honores y condecoraciones.

 

Si mi abuelo, en relación con D Miguel fue ‘su amigo del alma’, no menos hemos de considerar a D HIPOLITO RODRIGUEZ PINILLA. Catedrático de Enfermedades de la Infancia, Académico de la Real de Medicina, concejal republicano y catedrático de la Universidad Central de Hidrología. Fue su médico de familia y consejero y su amistad no disminuyó en toda su vida. Fue muy aficionado a la literatura y trató a Raimundín: Fallecido por una hidrocefalia consecuente a una meningitis. Fue tutor de Fernando Unamuno y administrador de los dineros que D Miguel le enviaba para sus estudios de arquitectura en Madrid. Siempre se ayudaron mutuamente y hasta le ofreció su casa a Doña Concha durante el destierro, poniéndose al servicio de D Miguel para lo que hiciera falta. D Hipólito fue una excelente persona y cuando murió en marzo del ’36, a D Miguel se le fue otro pedazo de su vida salmantina, según escribe Blanco Prieto.

 

Según Juán Antonio Rodríguez Sánchez, Profesor Titular de Historia de la Ciencia de esta USAL, se le considera el fundador de Hidrología en España y de hecho fue su primer catedrático. Escribió tres obras sobre su especialidad que fueron los libros de texto a seguir por todos los médicos de baños. Él lo fue por oposición. Aquellas fechas estaba muy de moda el tratamiento ‘de las aguas’ y clasificó sus diferentes composiciones químicas de cada balneario para hacer las correspondientes indicaciones. Para el reuma… para las enfermedades respiratorias… etc. Su ‘Tratado Hidrología Médica’ fue muy difundido en la época. D Hipólito pronunció unas bellas palabras en el Homenaje a D Agustín, ensalzando sus dotes clínicas y diciendo que trajo a Salamanca, el vino nuevo para llenar las odres, ya repasadas, de esta Facultad, y nos estimuló a todos con su ejemplo

 

            Recuerdo una anécdota relatada por mi padre sobre mi abuelo. Por lo visto fue una especie de sesión clínica sobre la eficacia de los baños en la terapéutica. Decía D Agustín, sin dudar de la actividad curativa de las aguas, que se encontrarían mejores resultados si al marido se le recomendaba Retortillo y a la mujer los cacereños de Montemayor, separándolos; pues así aprovecharían más el ocio en esos lugares. Ocurrencias de mi abuelo y que, muy probablemente se lo diría a Pinilla.

 

            Por último, otro gran médico salmantino y buen amigo de D Miguel, fue D FILIBERTO VILLALOBOS GONZÁLEZ. Republicano, concejal, diputado en varias ocasiones y ministro de Instrucción Pública. Hizo muchas cosas por Salamanca y trató a mucha gente humilde. Fue persona muy creyente y el médico de la diócesis salmantina dado que le avisaban de todos los conventos. Fundó escuelas y residencias para niños y fomentó obras públicas. Cuenta Blanco Prieto que D Fili afirmó al nuncio que él era el representante de Cristo en Salamanca; Ms Tedeschini le preguntó que pintaba el obispo… Le respondió que este se ocupaba de la Liturgia. Mientras él aplicaba la Doctrina.

 

Él y D Miguel siempre se ayudaron mutuamente. D Fili, como se le conocía en Salamanca, fue un político y médico excelente. Debió ser persona de gran calidad humana. Se decantó por la Radiología, especialidad que siguió su hijo Enrique. Siendo ministro hizo todo lo que pudo por esta ciudad y según contaban, para visitarle en Madrid y tener audiencia, bastaba decir que ‘se venía de Salamanca’. Siempre atendía a nuestros paisanos de entonces. Fue miembro del partido liberal y después del centrista. Nunca formó parte de los partidos de Azaña.

 

Cuando D Miguel fue condenado por injurias al rey y desacato, le buscó abogado[2] y lo pagó él mismo. Años después, cuando D Fili fue detenido, le visitó en la cárcel e influyó en el cuartel general de Franco para obtener su libertad, alegando el trato que recibió el general, cuando sufrió un accidente de tráfico cerca de aquí. No lo consiguió, pero sí la certeza que conservaría la vida y al fin la libertad. D Miguel jamás cesó en su apoyo e influencias hasta su muerte el 31 de diciembre del ’36. Aun así Villalobos permaneció en la cárcel hasta julio del ’38; dedicándose a la Medicina hasta que murió en 1955.

[1] Tras la caída de la Dictadura, los intelectuales más brillantes del país eligieron la opción republicana y rechazaron las maniobras continuistas de Alfonso XIII. Fue muy significativa, en este sentido, la creación de la «Agrupación al Servicio de la República», alentada por Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala.

«República de intelectuales» se definió, en ocasiones, a la IIª República española, tanto por el papel que jugaron los escritores, artistas, profesores y maestros en su proclamación como por su compromiso con el nuevo régimen. Un compromiso que infinidad de ellos pagaron con la vida o el exilio y tanto en un bando como en el otro. Los hunos y los hotros, según D Miguel

[2] el abogado fue Melquiades Álvarez

El viernes 6 de mayo la conferencia versó sobre ”Las Enfermedades de Unamuno” impartida por Francisco Blanco prieto, Presidente de la Asociación de Amigos de Unamuno.
Para poder conocer las enfermedades de Unamuno, nuestro conferenciante nos dice que  buceando en el epistolario es como se ha podido llegar a ciertas conclusiones, así como en sus artículos.
Piensa D. Miguel que “la enfermedad está en la condición del ser humano y que la causa de la enfermedad es la propia vida”.
Dirá también que “un hombre perfectamente sano no sería hombre, porque el hombre es un animal sustancialmente enfermo”.
La obsesión por la muerte es una constante en Unamuno y más que a la muerte, el horror a la nada, a la desaparición definitiva: “Todos vamos a irnos a la nada, porque todos estamos condenados a muerte.”
“Me atormenta la nada más allá de la tumba”. Su verdadera tortura es la aniquilación total.
Dentro de la Patografía unamuniana, la  disertación de Blanco Prieto versa en torno a dos ámbitos, el Psíquico y el Fisiológico.
En el ámbito fisiológico afirma que Unamuno no padeció enfermedades  crónicas graves, se puede decir que tuvo muy buena salud a pesar de haber tenido algunos achaques como: molestias gástricas, hemorroides, miopía, vértigos, lumbago, insomnio, etc.
Él mismo afirmó en una ocasión: ”tengo una salud de hierro vizcaíno”.
Era senderista, no fumaba, no bebía no usaba abrigo, dormía con la ventana abierta y no faltó nunca a clase.
En el ámbito Psíquico, Unamuno padeció angustia vital, niveles de angustia que no podía controlar acrecentada por la muerte de su hijo Raimundín y que le llevó a padecer su primera crisis existencial. Obsesión por la muerte, el horror a la nada. También estaba aquejado D. Miguel por la denominada enfermedad de Flaubert , definido como ataque de antropofobia, Ver la tontería humana y no poder soportarla, sufría con la mediocridad que le rodeaba. La tontería es una enfermedad moral. En este ámbito también se incluye la hipocondría, o mal imaginario.

Fotografías: Elena Díaz Santana

Esto es lo que en líneas generales dieron de sí estas jornadas, que como siempre nos ayudan a conocer mejor a Unamuno, intelectual del que queremos saber más y mejor. Gracias a quienes lo hicieron posible.