Mesa Debate: Unamuno y la Segunda República
Mesa Debate: Unamuno y la Segunda República
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Actualización de la filosofía unamuniana
De «La sima del secreto» a «Nuestros yos ex-futuros». Unamuno en The Dial
El sindicalista Miguel de Unamuno
Nuestro Presidente de Honor, Francisco Blanco Prieto, nos ha deleitado con una magnifica conferencia en la que, una vez más, se nos ha recordado el compromiso social que siempre mostró don Miguel de Unamuno, entrando y participando en los sindicatos, manteniendo, eso sí, su total independencia de pensamiento y de opinión, lo que le causó no pocos problemas.
Cabe recordar que, en Salamanca, don Miguel se integró y trabajó en los sindicatos industriales de la capital y de Béjar y no se quedó atras en las movilizaciones agrarias.
La política del último Unamuno
El doctor y catedrático en filosofía don Eduardo Pascual Mezquita en su obra: «La política del último Unamuno«, examina el pensamiento político de Miguel de Unamuno entre 1930 y 1936, enfocado en su reacción ante la Segunda República Española y la Guerra Civil. Pascual Mezquita argumenta que Unamuno pasó de una postura inicialmente favorable a la República a una crítica severa debido a su desilusión con sus derivas autoritarias y sectarias. El libro destaca la defensa inquebrantable de Unamuno por la libertad de expresión y su conflicto abierto con el franquismo, culminando en su famosa confrontación con Millán-Astray en Salamanca. Mezquita utiliza cartas, discursos y ensayos para ilustrar esta evolución y su impacto en la obra y vida de Unamuno.
Unamuno y su Bilbao melancólico
El profesor Diáz Freire nos traslada al Bilbao que siempre recordó don Miguel, aquel «Bochito» de antes de la llegada de la industrialización, aquel Bilbao de 1874 antes de que se iniciase la transformación.
Dedica Unamuno «Paz en la guerra» a aquel Bilbao que sentía, soñaba y vivía. Describe las calles idealizadas: Cruz, Sombrerería, Banco de España, … y condensa todo su sentimiento en la «Plaza nueva». Nos habla en otros pasajes de las «siete calles» y de los montes Artxanda y Pagasarri.
Siente Unamuno tristeza por la pérdida de su Bilbao «Poetico». Un Bilbao que en 1869 tenía 18.000 habitantes y una extensión de 32 Ha. y que pasa a tener 130.000 habitantes y una extensión de 190 Ha. en 1874. «Mi pueblo me es extraño; mi Bilbao ya no existe; por donde un día fueron sus afueras hoy me paseo triste»… La misma queja que mostraría, posteriormente en Salamanca por las «transformaciones súbitas» de los núcleos urbanos y la aparición de los «ensanches».
«Con la cabeza se memora, con el corazón se re – cuerda» dice Unamuno siguiendo al pensador danés Søren Aabye Kierkegaard. Con la lectura de la obra Mari-Santa, de Antonio de Trueba, recupera Unamuno el interés por volver a «poetizar» Bilbao ya que lo costumbrista no funciona.