Homero paseando con Unamuno

Homero paseando con Unamuno.

La Asociación Cultural Poético-Musical «Homero» nos ha ofrecido el recital poético musical: «Homero paseando con Unamuno».

Emocionante recital de poemas, propios y adaptados, recitados, cantados e interpretados magistralmente. Todos con un trasfondo común: don Miguel de Unamuno, su vida, su poesía, sus sentimientos y su ideología.

Unamuno y Maragall

Unamuno y Maragall.

Luciano de Dios Villanueva, Vocal de Relaciones Locales de la Asociación, nos rememora la amistad y colaboración entre Unamuno y Joan Maragall.

Unamuno y Joan Maragall estuvieron unidos durante años «por la poesía». Solo se encontraron personalmente en una ocasión en 1906 a raíz de que Unamuno se desplazase a Barcelona para impartir unas conferencias, pero cultivaron una intensa relación y profunda amistad a través de sus cartas. Tras conocerse, enseguida circuló entre ellos una cálida corriente amistosa que se alimentó de sensibilidad, de espiritualidad y del ascua y la llama del amor a la patria común.

Maragall, considerado uno de los padres de la poesía catalana modernista, defensor de la espontaneidad y de la búsqueda de la simplicidad, que llegó a desarrollar en su teoría de «la palabra viva», con la que creó escuela. Hizo de su obra poética su vertiente literaria más conocida aunque también destaca su producción en prosa con más de cuatrocientos textos entre artículos, ensayos, discurso, biografías y prólogos. Trabajó también como periodista en el Diario de Barcelona y la Voz de Cataluña.

A pesar de la distancia física, Maragall se ofreció sin dudar a recoger en su casa a Fernando, el hijo mayor de Unamuno, cuando esté decidió estudiar arquitectura, sin tener en cuente que él ya contaba con trece hijos…

Joan Maragall falleció en 1911 (con 51 años), y Unamuno mostró en sus escritos la profunda tristeza y hondo pesar que sintió ante la falta de su amigo.

Tertulia Unamuniana: El caso Ferrer

El caso Ferrer.

Francisco Ferrer Guardia, nació en1859, provenía de Alella, un pequeño municipio de Barcelona. Descendía de una familia de campesinos de clase media, con un fuerte sentimiento católico. No acudió a la escuela por primera vez hasta los 12 años. Es entonces, tras acabar su formación básica, cuando marchó a Barcelona y trabajó en el ferrocarril.

Republicano convencido, Ferrer Guardia se exilió a París tras el fracaso de golpe de estado de Ruíz Zorrilla en 1886. Allí dio clases de castellano a adultos y continuo su formación política de forma autodidacta. Ideólogo de una enseñanza racionalista, fundó La Escuela Moderna, achacaba a los dogmatismos católicos como una de las lacras de la sociedad española. Renegaba de ellos y aspiraba a que, mediante la luz de la razón, los niños conocieran su mundo de una forma crítica con respecto al mundo.

Ferrer Guardia fue víctima de la represión, derivada de un atentado en el Madrid de 1906, al paso de la carroza de Alfonso XIII, el anarquista Mateo Morral lanzó una bomba desde la ventana de su pensión a la carroza del monarca. Fallecieron casi treinta personas, si bien los reyes no sufrieron daños. Por este acto fueron condenados a prisión un gran número de militantes anarquistas, entre ellos, el propio Mateo Morral, quien cometió el delito y que había hecho de bibliotecario en la Escuela Moderna. La antigua vinculación con Mateo Morral hizo de Ferrer un chivo expiatorio. Fue ejecutado, también, ese mismo año y su muerte levantó ampollas en los círculos intelectuales,

Unamuno, el inconformista por excelencia -alejadísimo de cuanto Maura significaba- se sublevó contra la mitificación de Ferrer. Su desahogo epistolar con Jiménez Illundain es de una contundencia extrema: “Se fusiló con perfecta justicia al mamarracho de Ferrer, mezcla de loco, tonto y criminal cobarde”. Sí, es verdad que Unamuno condenó a Ferrer en los términos expresados, pero no es menos cierto que supo rectificar, aunque fueran transcurridos ocho años de aquellos sucesos. En un artículo titulado Confesión de culpa, publicado el 7 de diciembre de 1917 en el periódico el Día, de Madrid, reconoce su error en los siguientes términos: Mis lectores me permitirán que descargue mi conciencia de una culpa que sobre ella pesa hace ya ocho años”. (Obras completas tomo X).

 

Unamuno traductor: Luces y sombras

Unamuno traductor: Luces y sombras.

Don Julio César Santoyo, Catedrático emérito de la Universidad de Léon, nos hace un recorrido por la faceta de Unamuno como traductor, algo bastante desconocido para el gran público.

Unamuno fue, no obstante, un traductor muy prolífico del ingles y alemán, además de traductor ocasional del danés, noruego, latín, griego, catalán, italiano y portugués. También hay que mencionar el extraño caso de auto traducción del francés de su obra “Cómo se hace una novela”.

Rara vez se refirió Unamuno a esta actividad, cabe mencionar un artículo en que si lo hace “Un forjador de cultura” publicado en La España Moderna y referido a su amigo y editor Lázaro Galdiano.

Resulta muy difícil seguir el catálogo de sus traducciones. El profesor Santoyo ha recopilado la mayor parte de ellas y ha contabilizado un total de 7.362 páginas impresas.

Analizando toda esta producción y teniendo en cuenta que parte de ella se hizo con cierta premura, es lógico encontrar errores de traducción y de interpretación. El propio Unamuno fue consciente de ello y así lo afirmó en alguna ocasión.

Unamuno ante los sucesos de 1903

Unamuno ante los sucesos de 1903.

Luis Gutiérrez Barrio, Presidente de la Asociación nos ha hecho un recorrido por los trágicos sucesos acaecidos en abril de 1903 en los que perdieron la vida dos estudiantes de la Universidad de Salamanca por disparos de la guardia civil.

Un incidente, nímio, entre dos estudiantes les llevó a ser detenidos por la fuerza pública y llevados a comisaría. El comportamiento nada adecuado del comisario provocó algunas protestas estudiantiles, que en parte fueron aplacadas por Unamuno, pero que debido a la actitud poco colaborativa de unos y otros derivaron en varias algaradas y «cargas» de las fuerzas del orden.

En la mañana del 2 de abril, la guardia civil, apostada en las escaleras de la catedral, dispara a través de las ventanas de la planta superior de la Universidad hiriendo de muerte a un estudiante que se encontraba tras una de ellas. Poco más tarde otros estudiantes resultarían heridos, y uno de ellos muerto, en el Patio de las Escuelas Menores, donde las fuerzas del orden penetraron a caballo, sable en mano y disparando.