Hendaya, tierra fronteriza

JORNADAS UNAMUNIANAS SOBRE EL CENTENARIO DEL DESTIERRO. 

Bajo el título de “Hendaya, tierra fronteriza” se desarrolló una mesa redonda en la que se abordaron los siguientes temas:

El epistolario familiar, El epistolario político y El regreso a Salamanca.

Os invitamos a ver la grabación de la mesa redonda, en la que intervinieron: Daniel Álvarez, Paz Lleras y Luis Gutiérrez Barrio respectivamente. Presentó: Román Álvarez.

Autoexilio. De Fuerteventura a París

JORNADAS UNAMUNIANAS SOBRE EL CENTENARIO DEL DESTIERRO. 

Juana Sánchez Gey, nos habló de lo que supuso para Unamuno Fuerteventura. Basándose en las opiniones de estudiosos de la obra de D. Miguel como Dámaso Alonso, Antonio Tovar, Cirilo Flores o Sebastián de la Nuez y en el libro De Fuerteventura a París, escrito en sonetos que arrojan luz al sentir y al pensar de Unamuno durante los cuatro meses que estuvo en Fuerteventura, destierro insular, que le supondrá consuelo interior, tesoro de salud y nobleza. Es unánime la idea de que en la isla se encuentra consigo mismo. En la nada se le abrió el horizonte de la eternidad.

La personalización del destierro

JORNADAS UNAMUNIANAS SOBRE EL CENTENARIO DEL DESTIERRO.

El 20 de febrero se conmemora el centenario del decreto por el cual Unamuno fue enviado al destierro, un día después el 21,  la salida  de Salamanca hacia su destino final, Fuerteventura.

Os invitamos a ver la grabación de la conferencia en donde Francisco Blanco arroja luz sobre las razones por las que se destierra a D. Miguel, el intelectual que quiso luchar de manera personal contra la dictadura de Primo de Rivera. Unamuno defenderá que el militarismo no va a ninguna parte y que es la inteligencia la que ha de salvar a la patria, defendiendo a ultranza el valor de la inteligencia, tanto que le costó el destierro.

Con estas palabras se despide Unamuno del pueblo salmantino:

“Volveré, no con mi libertad que nada vale, sino con la vuestra”. 

Unamuno y América

Unamuno se refería a América como la América de mis cuidados, defendiendo sobre el castellano un español común.

Muchos han sido los autores que han escrito sobre Unamuno y América: Julio C. Chaves, García Blanco, José Domingo, entre otros, también Unamuno escribió sobre el tema un libro cuyo título es: Algunas consideraciones sobre la literatura Hispano-Americana. Unamuno tiene a Menéndez Pelayo y a Juan Valera como antecedentes preclaros de su pensamiento sobre América latina, Menéndez Pelayo no soportaba por ejemplo el paternalismo con que se les trataba. También abordaron el tema de la hispanidad coetáneos suyos como Azorín, Maeztu y Valle Inclán en su obra “Tirano Banderas”, que apostaba por crear un idioma común como  el que defendía Unamuno.

El padre de Unamuno era indiano, trajo unos 400 libros para la biblioteca familiar, estos libros dieron a Unamuno una nueva visión para entender el mundo, en ellos estará el origen de la formación de su pensamiento. En su interés siempre estuvo el tema del viaje. Acarició el deseo de la aventura americana, fue invitado a Méjico y Argentina, pero nunca se materializó, debido sobre todo a cuestiones  económicas.

Unamuno convirtió Salamanca en un lugar de visita obligada para los intelectuales de América latina. D Miguel era el conversador, el polemizador, se quejaba del escaso interés que había en la península sobre las cosas de América, sobre la literatura hispanoamericana. Reseñó a muchos autores capitales, sobre todo los que tenían relación con España. Mantuvo una actitud muy abierta con los españoles que vivían en América. Destacamos las casi 400 cartas que alberga el Epistolario Americano de Unamuno recogidas por Laureano Robles. Unamuno se convirtió en faro que mantenía la idea de comunidad americana. Los latinoamericanos son hermanos, la idea de fraternidad va a ser fundamental. Mi patria es la lengua por encima de cualquier cosa.

En cuanto a la literatura, se mostró en contra del afrancesamiento de las letras hispanas, defendía más la lengua inglesa y alemana. Si una relación es digna de reseñar es la mantenida entre Rubén Darío y Unamuno. Una relación definida como controvertida en la que hubo altibajos y en donde queda de manifiesto la honestidad intelectual de ambos. Rubén era todo lo contrario a Unamuno, era orgulloso, bebía, era glotón y mujeriego, pero un hombre profundamente espiritual, parece una contradicción. Unamuno no bebía, se cuidaba en las comidas y llevaba una vida ordenada.  Unamuno veía en Rubén Darío lo peor del alma española, sin embargo éste siempre adoró a d. Miguel, viendo en él al más importante pensador de su tiempo, pero la relación entre ambos en un momento dado pasaría de la alabanza a la recriminación dolorida por parte de Rubén.

Unamuno le dedica unas palabras de las que después se arrepentirá: ”Rubén Darío escribe con la pluma que lleva debajo del sombrero”.

En una carta póstuma de Unamuno a Rubén Darío hará una exaltación de su amistad y de sus valores tanto humanos como literarios, postura de defensa que mantendría hasta el final de sus días.

Os recomendamos que veáis la grabación de la conferencia, para ahondar en los aspectos tratados por Francisca Noguerol en profundidad. 

Julián Sorel defraudado con Unamuno

La conferencia la impartió Severiano Delgado Cruz, bibliotecario de la USAL para la Asociación de Amigos de Unamuno de Salamanca, en la Sala de la Palabra del teatro Liceo.
Os dejamos unas leves pinceladas de la misma y os invitamos a verla completa en el vídeo adjunto.

Julián Sorel es el seudónimo utilizado por Modesto Pérez, Ciudad Rodrigo 1876- Madrid 1920. Nació en una familia modesta venida a menos por la muerte del padre, el joven siempre gozó de becas para realizar sus estudios.
En 1898 Fue becario de la Junta de Colegios de la Universidad de Salamanca.
En 1902 Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Salamanca
En 1907 Doctor en Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid.

Modesto Pérez era un gran seguidor de Unamuno, pero esta admiración termina en 1907, cuando culpa a Unamuno, por entonces rector de la Universidad, de que no se le renovara la beca de la que gozaba.
Muchos son los libros que se escriben en los que se habla de D. Miguel en algunos de ellos con encono, provenientes no solo de la pluma de Modesto Pérez.
Modesto Pérez publicó «Una vuelta por Salamanca» que es como una guía de viajes, tiene un saludo de Pio Baroja, en el que dice entre otras cosas:  ”Tiempo hace que llena Unamuno la ciudad, siendo el más grande e interesante movimiento de ella. No viene siendo en Salamanca menos que fue Carducci en Bolonia”.

En esta línea hay muchos más autores como: José Mª Salaverría-(1914) que en su libro «A lo lejos de España vista desde América», hace una crítica ácida personal y lamentable a Unamuno. Modesto Pérez y Pablo Nougués, publican en 1915: Los precursores españoles del canal interoceánico, Mariano Benlliure Tuero, publicó en 1916 El Ansia, ese mismo año Giovanni Papini, publica Stroncature, Firenze. Donde queda de relieve que Unamuno tuvo mucha importancia en la cultura italiana, resaltando de él que es el espíritu más representativo de su país actualmente. En 1917, Rafael Cansinos Assens publica: La nueva literatura. Los Hermes. Denomina así a los forjadores de la revolución cultural de España.
También escribió sobre Unamuno Enrique Esperabé Arteaga, quedando de manifiesto en sus escritos que tuvieron una relación compleja y complicada, en que sus caracteres y maneras de ser no podían ser más diferentes. Los dos fueron rectores de la universidad de Salamanca.
Julián Sorel, pseudónimo como hemos dicho de Modesto Pérez, escribió otros títulos, hasta 1920, fecha de su muerte, en algunos utilizó el pseudónimo como por ejemplo en La raza.
Llega a crearse un subgénero literario que se dedica a criticar el egocentrismo de d. Miguel y su espíritu contradictorio.
En todos los libros hay reconocimiento a Unamuno como figura significativa de la literatura y admiración por su profundidad y contribución al pensamiento filosófico.

Unamuno y Filiberto Villalobos: amistad y compromiso

Filiberto Villalobos nació en Salvatierra de Tormes en 1879 y murió en Salamanca en 1955.

Su amistad con Unamuno estaba basada en el altruismo y la extraordinaria bondad. Unamuno opina de él que fue el hombre de mejor condición moral que conoció. Fueron amigos, confidentes y hasta cómplices, cuando fue necesario.
Se conocieron el 3 de febrero de 1900 en la inauguración de la sede social de “La Unión Escolar” fundada y presidida por Villalobos, meses antes de que d. Miguel fuera nombrado rector. Nace para potenciar la cultura popular entre otras cosas,
considerando que el problema raíz de España es la cultura. La asistencia a los niños sin recursos fue su preocupación.

Unamuno ejerce influencia y amistad con los médicos y mutuamente se enriquecieron. Por esta amistad con los médicos se llegó a crear un grupo denominado El coro de doctores de Fedra, estos acompañaron a Unamuno al estreno de su obra teatral en Zamora.
Villalobos fue un clínico con una maravillosa hombría de bien, destacando su pulcritud tanto espiritual como personal. En palabras de F. Blanco su cuna fue la humildad, su anhelo la justicia, su pasión la medicina y su aliento la familia, entre otras muchas virtudes.

Otro gesto de recíproca amistad tuvo lugar en 1903, con motivo de las revueltas estudiantiles que terminaron con la vida de dos estudiantes, y en la que resultó detenido Villalobos, al que d. Miguel visitaba en la cárcel.
Compartieron ocupaciones y preocupaciones como su implicación en las Campañas agrarias por ejemplo.

En 1920 Villalobos defendió a Unamuno en el juicio de Valencia. En 1924 Unamuno fue suspendido como catedrático y enviado al destierro en Fuerteventura. Filiberto junto con otros amigos, acompañan a d. Miguel en tren hasta Medina del Campo, cuando Unamuno regresa a Salamanca del exilio en 1930, fueron a recibirlo los amigos médicos entre los que se encuentra también Población.
Siendo Villalobos Ministro de Instrucción Pública, le organiza un homenaje de jubilación que se convertiría en un homenaje de la república de carácter nacional a Unamuno por su virtud y talento siendo secundado por la ciudadanía salmantina y al que asistió. el presidente de la misma Alcalá Zamora. En su condición de Ministro de Instrucción Pública Villalobos dicta el decreto de nombramiento de Unamuno como rector vitalicio y promueve la creación de la cátedra con su nombre.
Cuando Villalobos fue injustamente detenido en agosto de 1936, Unamuno protestó ante las autoridades militares, pidiendo su inmediata liberación sin conseguirlo, hasta se reunió con Franco recordándole el comportamiento de d. Filiberto cuando él y su esposa tuvieron el accidente de tráfico en Calvarrasa, obteniendo de Franco las primeras garantías de libertad para su amigo al que ponen en libertad el 20 de julio de 1938.

La amistad entre Unamuno y Villalobos durará hasta la muerte de d. Miguel. El 1 de enero de 1937 a las pocas horas de fallecer el escritor, Villalobos escribe una carta a los hijos de Unamuno donde les expresa su dolor y les recuerda la deuda de amistad irrompible que tiene con su padre, demostrándolo una vez más, diecisiete años después del fallecimiento de Unamuno, cuando el obispo de Las Palmas Antonio Pildain hizo pública la carta pastoral: ”Don Miguel de Unamuno, hereje máximo y maestro de herejías”, aconsejando a los padres y profesores que prohibieran a los jóvenes la lectura de las obras de d. Miguel. Cuando la pastoral llegó a Salamanca, Filiberto Villalobos se encargó de recorrer las librerías para comprar los ejemplares del opúsculo que cada uno tuviera.

Esta relación entre Unamuno y Filiberto Villalobos fue de verdadera amistad, y admiración mutua no sólo en vida sino hasta la muerte del médico y político salmantino, quien tenía en su despacho una foto de d. Miguel que le acompañaría siempre.

Notas tomadas de la conferencia impartida por María Villalobos, nieta de d. Filiberto y del libro “Unamuno profesor y rector” de Francisco Blanco Prieto.