Tertulia Unamuniana: Unamuno en Cantabria
Unamuno en Cantabria
Unamuno, de quien todos conocemos su afición por los largos paseos, ascendió en 1909 al Castro Valnera, fue un defensor de las asociaciones de excursionistas, tanto que abogaba por su fomento por razones de «patriotismo».
Don Miguel estuvo en Cantabria en 1923, sólo un año antes de su exilio, invitado por su amigo, el conocido crítico literario y escritor José Mª de Cossío, a su Casona de Tudanca, en el Valle del Nansa. Allí en Tudanca se hará amigo de D. Ventura, el sacerdote, y de D. Escolástico, el maestro. Tras su estancia en Tudanca pasó un par de días en Torrelavega, hospedándose en el Hotel Bilbao. Durante esta visita inicia unas amistades duraderas, entre éstas la que tiene con el Dr. Bernardo Velarde y D. Enrique D. Madrazo.
Tertulia Unamuniana: El hereje Unamuno de Pildain
El hereje Unamuno de Pildain
El obispo de la diócesis de Canarias entre 1936 y 1966 don Antonio Pildain Zapiain, nacido en Lezo (Guipúzcoa) el 17 de enero de 1890 y fallecido en Las Palmas de Gran Canaria el 7 de mayo de 1973, fue un enemigo acérrimo de don Miguel. Escribió el 19 de septiembre de 1953 una carta pastoral con el título: Don Miguel de Unamuno, hereje máximo y maestro de herejías.
Acusaba Pildain a Unamuno de «El mayor hereje español de los tiempos modernos» por afirmar que: «Fe no es creer lo que no vimos, si no crear lo que no vemos, crearlo, vivirlo y consumirlo», «La fe es querer que dios exista», «La fe consiste en crear a dios», «La incertidumbre aliada a la desesperación forma la base de la fe», «La fe que no duda es muerta»… y así siguió relatando hasta 45 puntos.
No solo se puso en contra de la creación de la «Casa Unamuno» en Salamanca, en 1964, también se opuso a la apertura de la «Casa museo Pérez Galdós» en Las Palmas por parecidas razones.
Tertulia Unamuniana: Los amigos franceses de don Miguel
D. Miguel contó con muy buenos amigos franceses, entre los que destacamos: Camille Pitollet, Maurice Legendre, Jacques Chevalier, Marcel Bataillon, Jean Cassou entre otros, eran profesores, hispanistas y traductores. Manteniendo con la mayoría de ellos una relación de amistad que en algunos casos duraría hasta su muerte en 1936.
Unamuno sintió gran interés por las letras francesas, aunque era una relación de amor-odio, de cierto desdén en ocasiones, definido como misogalismo, es decir, cierta repugnancia hacia la alegría de vivir de que hacían gala y que Unamuno no compartía.
La característica común que encontramos en estos amigos es que muchos visitaron a Unamuno en Salamanca, éste les enseñaba la ciudad, siendo un guía incomparable para ellos. Los académicos franceses se maravillaron de su conocimiento de la literatura y del pensamiento francés además de su amor a Francia.
Con amigos como Legendre recorrió la Sierra salmantina y la región desolada de las Hurdes, la amistad entre ambos, tendría por marco los parajes de Salamanca. Esta relación comenzó en 1909 y duró hasta la muerte de d. Miguel en 1936.
Otro amigo con el que mantuvo una larga y fructífera relación fue Chevalier, expresada en el copioso epistolario cruzado entre ambos. Debieron conocerse en 1911 y su amistad duraría también hasta la muerte de escritor.
La visita a la comarca de las Hurdes que Unamuno realizó a comienzos de 1913 duró cinco días, tendría como protagonistas a Legendre, Chevalier y el tío Ignacio de la Alberca y quedó inmortalizada en el libro de Unamuno: Andanzas y visiones españolas, Legendre también escribió sobre esta región a la que definió como “El corazón de España” resaltando que esta zona no es la vergüenza de España, sino que en cierto sentido es el honor de España, porque ¡ hay que ver lo estoicamente que han trabajado aquellos pobres hurdanos para arrancar un mísero sustento a la tierra ingrata!
Tanto Chevalier como Legendre proveyeron a Unamuno de libros franceses, quien gustaba de informarles sobre sus lecturas.
Otro de sus amigos, Jean Cassou será su agente literario en París, su traductor. El primer libro que Unamuno publica fuera de España es De Fuerteventura a París, vio la luz en la capital francesa y la segunda parte está dedicada por Unamuno a Cassou.
Con muchos de ellos compartió preocupaciones como las luchas políticas y la desazón por el curso político nacional en tiempos de la república, también el destierro en París, donde se encontraba solo, alejado de su familia, invadido por una tristeza profunda, después en Hendaya, desde la que ve, casi oye y desde luego siente su España fronteriza y su regreso a España, además de preocupaciones familiares y la tristeza y soledad que siente tras la muerte de su esposa Concha.
Tertulia Unamuniana: La cátedra de euskera
La cátedra de euskera
La Diputación provincial de Vizcaya, quiere crear la cátedra de euskera, con el propósito de que no se perdiera la lengua vasca.
El concurso lo ganó Resurrección Mª de Azcue, frente a Unamuno y Sabino Arana, con un total de once votos a tres.
Resurrección Mª Azcue (Lekeitio, 1864–Bilbao, 1951) estudió teología en Vitoria y Salamanca, y se ordenó sacerdote en 1888, era lingüista y traductor en lengua vasca y castellana, incansable investigador de la cultura de su tierra. Publicó una ortografía del euskera, métodos para aprender la lengua, una importante gramática Euskal Izkindea (1891), creó revistas como Euskalzale e Ibaizabal, instauró una escuela vasca en Bilbao, etc. Entre 1904 y 1909 se ausentó de Bilbao y editó su diccionario trilingüe Diccionario Vasco–Español–Francés, donde recoge el testimonio de documentos antiguos y, sobre todo el directo de numerosos informantes.
Parece que en las ciudades nunca se hablaba la lengua vasca, solamente en los caserios, con el agravante de que había cuatro dialectos diferentes de esta lengua, haciendo más difícil aún la comunicación entre ellos.
Unamuno al euskera no le ve porvenir, no le ve futuro y nunca habla bien de esta lengua.
En 1885 Unamuno hizo unas declaraciones sobre la lengua vasca que no gustaron, este hecho pudo influir para que no le dieran la cátedra, también la gran preparación y conocimientos filológicos que tenía Azcue como queda reflejado más arriba, frente a los otros dos candidatos, se puede decir que era el que más sabía.
Fue una tertulia distendida y amena, en donde hubo discrepancias acerca de si el euskera se habla en la actualidad de manera generalizada, y si su uso está por encima del uso del castellano.
Tertulia Unamuniana: Los viajes peninsulares de Miguel de Unamuno
Se puede llegar a afirmar que Unamuno fue uno de los primeros intelectuales españoles en los que la contemplación del paisaje español y la reflexión profunda sobre su significado son fundamentales a la hora de entender su obra artística y filosófica. Ya en uno de sus primeros libros Paisajes (1902), muestra lo que para él confiere importancia al paisaje y es además de la presencia armoniosa de los elementos naturales, su asociación a obras artísticas e históricas perdurables, es decir, un paisaje culturizado.
A lo largo de toda su vida Unamuno volcó su interés en la descripción paisajística en gran cantidad de escritos en forma de artículos destinados a revistas o periódicos. Muchos de ellos fueron agrupados por el autor en De mi país (1903) , Por tierras de Portugal y España (1911) y Andanzas y visiones españolas (1922), en el ensayo “Excursión” incluido en este libro dice: No ha sido en libros (…) donde he aprendido a querer a mi patria: ha sido recorriéndola, ha sido visitando devotamente sus rincones”.
Para Azorín, «El paisaje en Unamuno se halla impregnado de espiritualidad, se puede hablar de Unamuno como un genial evocador de parajes espiritualizados por la literatura, consciente que también son un viaje interior que llevan al conocimiento de la propia personalidad.
El paisaje en Unamuno se halla impregnado de espiritualidad. Unamuno aprovechaba sus vacaciones para pasear por las viejas ciudades provincianas. Es un Unamuno dinámico, inquieto, cuya actividad viajera participa tanto de lo cotidiano como de lo íntimo. Es el Unamuno que hace de sus escapadas creación, al tiempo que descanso, evasión y renovación de energías y de esta manera confiesa de manera explícita: “ y yo mismo, ¿cómo podría vivir una vida que merezca vivirse, cómo podría sentir el ritmo vital de mi pensamiento, si no me escapara así que puedo de la ciudad a correr por campos y lugares a dormir en cama de pueblo o sobre la santa tierra si se tercia? a sacudir en fin, el polvo de mi biblioteca.
Sus artículos nos conducen por gran parte de la geografía española, destacamos los dedicados a Gredos, en artículos como Vuelta a la cumbre, definida por él como Espinazo de Castilla, cimas de silencio, paz y olvido, o a los Arribes del Duero.
Entre las conclusiones de la tertulia, prevaleció entre todos la idea de que el Unamuno viajero nos gusta mucho, en sus libros hace magníficas descripciones del paisaje de los lugares que visita, siendo la lectura de sus páginas un paseo relajante por las mismas.